Carretes para la pesca con mosca

11 de diciembre de 2022
Hay quien enloquece con las cañas, quien necesita probar todos los tornos que salen al mercado, quien tiene prácticamente una línea diferente para cada escenario de pesca o quien se vuelve loco con el mundo de los gadgets y los accesorios.

Confieso que no estoy en ninguno de esos grupos. 

Mi pasión son los carretes.

A estas alturas creo que hay ya muy pocas cosas que puedan ofenderme, pero una de ellas es una frase que se escucha mucho dentro del mundo de la pesca con mosca, especialmente si hablamos de truchas:

"¿Qué más da el carrete? Sí sólo vale para almacenar la línea".

Y entonces grito internamente y se me retuerce todo por dentro.

El carrete vale para dos cosas. Una, efectivamente, es almacenar la línea. Pero la otra, y más importante, es para pelear al pez.

Esta segunda función del carrete es la más importante.

Obviamente cuando se trata de pescar truchas, en un alto porcentaje de los casos, esta función es irrelevante. Pero cuando te vas a otras especies ya empieza a importar más.

E incluso en el caso de las truchas, una correcta regulación del freno, el trinquete o lo que cada carrete tenga, puede hacerte perder menos peces por rotura del hilo, pero esto necesitaría un artículo casi en exclusiva y que yo hubiese estudiado alguna ingeniería, puesto que inercia de arranque, resistencia y demás son conceptos que entiendo, pero que en absoluto tengo los conocimientos como para poder explicarlos de forma tal que lo puedan entender los demás. 

Al margen de esto, y por si sirve de ayuda, voy a ir haciendo un pequeño recorrido por diferentes carretes que he tenido, o aún tengo, ya que creo que haciendo un pequeño análisis de cada uno de ellos, es la forma más sencilla de ver sus virtudes y defectos y poder extrapolarlo a otros carretes similares.

Empecemos por el principio.

- Kit Álvarez Monterroso.

Fue mi primer kit de pesca con mosca. Si alguno conserváis algún catálogo de cuya armería de mediados de los 90 veréis que aparecía un kit de caña, carrete y línea con la caña con un mango de gomaespuma.

Con eso empecé.

Y de aquella no había revistas, ni apenas libros, ni demasiados vídeos ni nadie a quien preguntar en un pueblo remoto del occidente asturiano, así que con dos huevos anudé un par de metros de tanza a la línea directamente con un nudo de cirujano y a pescar.

Es de risa, lo sé. Pero más de risa es que alguna trucha decidió ejercer de kamikaze y clavarse ella sola, así que más no se puede pedir.

- Carrete Orvis Clearwater made in England.

Fue mi segundo carrete y el primero de verdad. Todavía lo conservo. Acompañado de una caña Grauvell Montana, que también conservo, sirvió, por lo menos, para aprender a montar el equipo correctamente. Entraron en mi vida los bajos trenzados y torsionados y aquello era otra cosa.

Sonaba espantoso, pero era duro como una roca. Dudo que aguantase algún carrete de gama media actual lo que este aguantó en su día.

- Carrete Ross Gunisson G2.

Mi primer carrete de verdad, para pescar junto con una Kilwell Matrix de 9' línea 5. Mi primera caña de verdad. Y una Cortland 333. Mi primera línea de verdad.

Este ya sonaba bonito cuando un pez sacaba línea, y absolutamente escandaloso al recoger. Tan resistente o más que el Orvis. También lo conservo. Además he tenido la suerte de que es un Gunnison "pre-98- que por lo visto eran más ligeros qué modelos posteriores y ahora parece ser que están muy buscados los de esa época.

Muchos años después supe que era uno de los modelos preferidos por muchos guías de pesca en Estados Unidos por su durabilidad y por los nulos fallos que daban.

También llama la atención de este carrete, y de otros modelos de Ross, que traen una especie de "raíl" alrededor de la bobina y que sirve para pasar el bajo por ahí y llevar la mosca de vuelta hacia la punta de la caña para engancharla en alguna anilla, de modo que podemos dejar casi todo el bajo fuera de la caña cuando nos desplazamos por el río.
Además, fue mi primer carrete de 3,25" de diámetro (83 mm) y esto es muy importante, porque para mi es la medida perfecta para pescar truchas con líneas del 3, del 4 y del 5.

- Orvis Battenkill 5/6 made in England.

Por esta época ya tenía el carnet. Y llegó el primer viaje a Valença do Minho. Aquello era otro mundo. Solo recordar el precio que tenían entonces en Olicacipesca los anzuelos Tiemco dan ganas de llorar. 

Así que aparte del cargamento de anzuelos y materiales de montaje varios, cayó otro carrete Orvis de los hechos en Inglaterra. Tan duro como el otro, pero mucho mejor. Y no sonaba mal el jodido.

De este he tenido y vendido al menos seis o siete más. Tengo una especie de impulso para pujar en eBay por estos carretes, si bien cada vez salen menos y en peor estado de conservación. Además, antes terminaban las pujas alrededor de los 50€ más envío, y ahora empiezan por alrededor de 100€, así que dudo que vuelva a hacerme con ninguno más.
Es un carrete estupendo. Diría que el mejor carrete relación calidad/precio que ha existido jamás. Pero por el precio al que se venden actualmente, no merece la pena.

- Loop Graphite.

Mi primer carrete de bobina ancha. De plástico. De diámetro enorme para mi gusto, si hablamos de pescar truchas en río. 

Fan absoluto de este carrete durante años. 

Creo que llegué a tener unos doce carretes y media docena de bobinas más. Al final los fui vendiendo casi todos hasta que hace unos meses vendí todos los que me quedaban con las bobinas extra que aún conservaba.

Para que entren otras cosas, hay que dejar salir lo que lleva años sin usarse.

- Orvis CFO III made in England.

Segundo viaje a Portugal. Segundo carrete Orvis que me traigo de allí.

Debo decir, en este caso, que creo que ni ellos sabían lo que vendían y, desde luego, yo no sabía lo que estaba comprando.

Este Orvis, junto con un Hardy JLH 6 que tuve también, es el carrete que suena más bonito de todos los que he tenido. Para mi gusto, claro.

Y digo que ni ellos sabían lo que vendían ni yo sabía lo que compraba porque de este Orvis CFO hay un montón de modelos diferentes que han ido saliendo a lo largo de decenios, y el que me traje justamente era el que trae los remaches en la parte de atrás, que es lo que identifica a los hechos por Hardy dentro de todos los made in England.
Este lo conservé muchos años, hasta que un día llegó la locura...

- Loop Original Nymph W.

Escribí un artículo sobre el chaleco de pesca que cambió mi vida. Pues este carrete fue otro punto de inflexión.
No he probado ningún otro carrete que te permita pescar con terminales finísimos sin el menor riesgo de rotura, que es lo que sucede con estos.

Además, de diámetro perfecto. Peso perfecto. Capacidad ideal para líneas del 4 y pudiendo usarse perfectamente con líneas del 3. 

Si tuviese que pescar el resto de mi vida con un solo carrete, sería este (hablando de truchas).

Creo que tengo uno que tiene 23-24 años, al que jamás se le ha hecho ningún tipo de mantenimiento y que sigue funcionando perfectamente.

Una auténtica joya.


- Ryobi MG 680.


Si fuese de diámetro un poco mayor cuanto uso le habría dado...


Carrete ultraligero que para cañas de unos 7' es una gozada. Lo utilicé bastante tiempo con una caña de 5' línea 3 montada a partir de un blank de Batson para auténticos ríos jungla de la montaña occidental asturiana y era un equipo increíble para pescar aquellas truchitas que subían sin ningún miramiento a por cualquier mosca que se les pasase por delante.


También lo conservo.


- STH Casette.


Mi primer acercamiento al salmón fue con una caña Fishing Bear de 15' y este carrete.

Por supuesto no pesqué ningún salmón con dicho carrete pero sí me sirvió para sacar mis primeras lubinas a mosca junto con una Redington Wayfarer de línea 9 y cinco tramos.


Sonaba feo, feo... El agua salada no era lo suyo.


- Loop Evotec FW y LW.


Otras dos joyas capaces de resistir lo que les echasen. Usé el modelo más pequeño para trucha y el modelo de mayor tamaño para las lubinas.


Esto sí que ya era un carrete apto para el agua salada y durante varios años fueron mis dos carretes principales.

Ni una sola holgura, ni un solo fallo, ni una sola queja.


- ATH F2 Río Órbigo.


Primer carrete que conseguí a cambio de una colección de moscas.


A ver, tener un Ari T'Hart con el nombre del río Órbigo grabado, a nivel sentimental, o casi sexual, no tiene parangón. Pero a la hora de la verdad, para pescar con él no me gustaba nada, así que pasó años en una estantería hasta que lo mandé a eBay.


Me encantaba estéticamente, que además el mío era el negro con detalles en rojo, pero nada más. Para pescar con él lo mandaría casi al final de la lista. Puede sonar a herejía, pero sinceramente lo pienso así.


- Backwinder Trout.


Otro que estéticamente me parece increíble. Al que no le puedo poner una sola pega a nivel de estética, pero que para pescar con él no me hace tilín en absoluto.


Además hace años que lo tengo jodido y no sé quién me lo podría arreglar, así que se ha quedado convertido en una pieza decorativa en la habitación de montaje de moscas.


Si no estuviese estropeado lo habría vendido hace mucho. Y más viendo las salvajadas que se pagan por ellos en eBay, y eso cuando aparece alguno, que puede ser una o dos veces al año. El último que estuve siguiendo se vendió por encima de las 500 libras.


- Vosseler RC.


Tecnología alemana. Es decir, precisión y fiabilidad. Poco más que decir. Digamos que era un 8 en todo pero que le faltaba poder de seducción para haberse convertido en algo más que una mera herramienta.


Como herramienta, muy buena, eso sí.


- Lamson ULA Force.


El más sobrevalorado de todos. Lo único bueno que podría decir de él es que era muy ligero. Y como ya no se vende este modelo, tampoco perjudico a nadie.


Tuve también el ULA Purist una temporadita que me dejó en préstamo un amigo. No era igual de malo que el Force, era peor. Se descontrolaba la bobina hasta girar casi loca si no sacabas línea con cuidado, todos los que conozco acabaron con la bobina doblada o abollada sin haberlos maltratado especialmente...


En fin, el más claro ejemplo de que la estética y la ligereza pueden estar perfectamente reñidas con todo lo demás.


El Litespeed de la misma época, que no tuve yo pero que lo conozco bien, era en cambio un carrete impecable.



- Sage 3200.


Me encantaba este carrete. De los pocos que me he arrepentido de haber vendido. Ligero, fiable, cero holguras... Todo perfecto.


Tamaño de 3,25", por supuesto. Y no tan ancho como el Danielsson Nymph o el Loop Nymph. Estaba a medio camino entre el Danielsson Nymph y el Danielsson Midge. Y encima el que tuve era todo negro y tenía una bobina de repuesto.


Lo vendí junto con otros por una de esas ideas descabelladas que tenemos a veces los pescadores y me pesa haberlo vendido. Una lástima.



- Greys Platinum.
 
Pues el típico carrete asiático, diría que fabricado en Corea del Sur, pero de los que están bien hechos. Sin holguras ni nada raro. El típico carrete para echar horas y horas en el río sin que dé problema alguno salvo torpeza por nuestra parte.
 
Bien es cierto que me pasa con algunos carretes que les falta algo, que no sabría bien como explicar, pero por decirlo de alguna forma, es como si no tuviesen alma. Y no tiene que ver con el precio ni nada de eso, ya que si tuviese que poner más ejemplos me ha pasado con este pero también con Nautilus, con Hatch, con Lamson…
 
A ver si explicándolo de otra se entiende mejor: cuando estás pescando con un Hardy antiguo o algo similar, te sientes poderoso. El sonido, el tacto… Incluso aunque por los años tengan sus pequeños achaques. Lo mismo me pasa con un Danielsson o Loop Original, un diseño que tiene un montón de años y que te hace sentir que tienes un pedacito de historia en la mano mientras estás pescando.
 
Estos otros no te hacen sentir esto. A mi al menos. Puedes tener una herramienta útil, una buena herramienta, muy buena, incluso una magnífica herramienta, pero nunca darán las sensaciones de un Abel, un Hardy de los made in England y cosas así.


- Shimano Biocraft XT Large Arbour.


Este me lo compró Paquito, y es otro carretazo absolutamente infravalorado. También de 3,25" de diámetro si no me falla la memoria. Sin una sola holgura y con un freno diría que incluso excesivo para pescar truchas.


Además era bastante bonito, para mi gusto.


El típico carrete que puedes usar y maltratar toda la vida y ni se entera. Aguanta lo que le echen. Si tenéis oportunidad de haceros con uno, ni os lo penséis.


- Vosseler DC.



Más tecnología alemana. Todo lo que decía del RC se puede aplicar a este. Lo bueno del DC es que lo tuve con dos bobinas, una large arbour y otra normal, así que un solo carrete me servía para líneas del 3 al 7.


- Orvis Mach III, Mach IV y Mach VI.


Desconozco el motivo por el cual durante cosa de dos años se vendían muy bien de precio en eBay. Fue por la época de las cañas Flextec de 10' línea 3.


Vendí los tres sin apenas haberlos estrenado, así que poco más puedo decir.



- Hardy JLH #5 y #6.


Palabras mayores. Mi carrete clásico favorito justo por delante de los CFO.


No hay muchos carretes que me pese haber vendido, pero estos dos son dos de ellos. No debería haberlos vendido jamás.


Sonaban a gloria bendita. Funcionaban a la perfección. Tamaño y peso perfectos.


Ya sé que las épocas no coinciden, pero te hacían sentirte el jodido Frank Sawyer del Trubia.



- Nautilus FWX 7-8.


Otro que conseguí a través de un cambio por una colección de moscas y que vendí tiempo después habiéndolo usado una sola vez, así que poco puedo decir.


Perfectamente construido, como cabe esperar de un carrete de este nivel, muy ligero para su tamaño y freno regulero en lo que a potencia se refiere. Sin duda para peces de agua dulce no muy luchadores.



- Hatch Finatic 3+.


Lo dicho para el Nautilus sirve para este, excepto por lo del freno, que aquí si había potencia de frenado.


Me pasa con estos carretes de Hatch, de Nautilus o de marcas similares que es como si no tuviese alma. Muy bien hechos y todo lo que quieras pero a los precios que los venden podrías comprarte un Hardy Perfect y pensar mientras pescas que eres el mismísimo Charles Ritz, mientras que con uno de estos te sientes, como mucho, como un jubilado en Florida, en chanclas, bermudas y camisa de flores, al que el máximo glamour que le queda es hacer una escapada de pesca a Bahamas.


- Hardy Ultralite Disc #6.


Lo compré a ciegas sólo porque estaba enamorado de los JLH y este, aunque tan similar a los otros, no me gustó gran cosa.


Una temporada de uso muy esporádico y de vuelta a eBay, que es de donde había venido.


- Abel TR 4-5.


Con los Abel me pasa como con algún otro, que me encantan, pero para contemplarlos en casa. Para pescar nunca he tenido ninguno que me haya convencido demasiado.


Que no se me malinterprete, son máquinas perfectas, pero todos los que he tenido siempre tenían alguna pega: o era un poco grande de más, o un poco ancho de más, o un poco pesado de más, o no me gustaba el sonido, o me daba rabia que el acabado gloss fuese tan perfecto que al mínimo toque ya le quedaba una marca terrible...


El TR lo tuve en acabado gloss y en acabado mate, y como otros, acabaron ambos en eBay.



- Abel Creek 1.


Aunque más sencillo, este me gustaba más que el TR. No sabría explicar muy bien por qué, pero sí lo utilicé bastante para pescar con él, al contrario que los TR.


Creo recordar que el sonido me gustaba un poco más, o quizás fuese que fue el primer Abel que tuve y andaba todo flipado por el rollo ese de que haya una marca de carretes con el mismo nombre que yo...


En cualquier caso, otro que acabó en eBay.



- Lamson Konic 1.5.


Este no me gustó nada. Me llegó a través de un cambio por moscas y lo puse en venta el mismo día que recibió las moscas la persona que me lo envió.


Una vez visto en la mano no me gustaba ni el diseño, ni el color, ni el ruido...


Otro a eBay.


- Teton Tioga.


Este lo he tenido en varios tamaños. No os imagináis lo buen carrete que es para el precio ridículo que tenía en su día. Se vendían nuevos por unos 100 dólares. Made in USA.


No tenían una sola holgura, era todo perfecto. Conservo alguno por casa. Es como tener un Ross o un Abel por la cuarta parte del precio (o menos).


- Llegó la locura.


Aquí decidí que iba a utilizar solamente carretes Danielsson, así que vendí todos los Hardy, casi todos los Orvis, los Abel... Vaya, menos tres o cuatro de alto valor sentimental y un par más que sé que tendrían muy mala venta, puse todo en subasta en eBay UK y una parte de lo que obtuve lo reinvertí en carretes Danielsson.


- Danielsson Nymph.


Este es mi segundo carrete favorito para pescar truchas. El primero sería el Midge, pero como en el Midge muchas líneas 3 ya no entran, salvo que se les corte casi todo el running, el Nymph es el carrete que más utilizo.


Lo que he dicho para el Loop Original Nymph al principio, sirve también para este. 



- Danielsson Midge.


Mi carrete favorito de todos los que he visto, tenido u oído, aunque estos son silenciosos.


La única pega que tiene es que me obliga a cortarles unos 10 metros del running a las líneas WF3 normales, pero bueno, lo he podido ir solucionando con las líneas de seda, cuando todavía usaba alguna de este tipo, y durante los últimos años con las Sunray Jeremy Lucas.



- Danielsson Dry Fly.


Si pescase en lago, este sería el carrete que utilizaría.


Para río, y para mí gusto, el diámetro es excesivamente grande. Creo recordar que anda por los 95 mm o algo así.

Se que están últimamente de moda carretes con la bobina muy estrechita y el diámetro grande, por ejemplo el Hardy Ultraclick, pero qué quieres que te diga... Para mi llevar en la caña de 8'6" un carrete de casi 10 cm de diámetro es como estar pescando con una llanta de bicicleta enganchada a la caña.


- Danielsson 2W.

Pues más de lo mismo como en los anteriores.



- Danielsson FW 2-6.


Este sería el sustituto del Original Nymph si necesitase pescar con un carrete con freno.


De nuevo, como es habitual en Danielsson, construcción full cage sin una sola holgura, durabilidad y resistencia extremas y sin una sola cosa a reprochar.


Conozco alguno de estos carretes que lleva unos 20 años de uso constante, de cuando los fabricaban para Loop, y ahí siguen como si nada.


- Orvis Spey Reel.


Este es una cosa viejuna que me llegó de rebote junto con unas cuantas cosas más en un intercambio y que viene a ser una especie de carrete intermedio entre un Clearwater y un Battenkill de los antiguos.


Estaba fabricado por BFR y era el mismo carrete que el Magnum 200D.


Tenía de bueno que la capacidad era más que de sobra para cualquier tipo de línea Spey, y de malo que la "pata" tenía un perfil tan ancho que no entraba en ningún portacarretes de las cañas modernas que yo tenía en ese momento, así que... A eBay.


- Redington CDL 9-10.


El carrete que tengo para cañas de dos manos, que utilizo una vez por década o algo así.


Creo que es el mejor carrete que ha comercializado Redington, aunque pesa más que ningún otro que haya utilizado.


- Redington Zero 4/5.


Diseño: atractivo.


Diámetro de la bobina: ideal.


Peso: correcto.


Funcionamiento: normal.


Sonido: aterrador.



- Vision GT 4-5 / 5-6 / 7-9.


He puesto ahí tres tamaños aunque creo que lo he tenido en todos los tamaños en los que se fabricó.


No hubo uno solo de todos los que tuve que no tuviese holguras.


Y mira que el diseño era atractivo. No como los carretes espantosos que hacen ahora.


- Vision VR 5/6.


Este todavía lo tengo. No es muy conocido, creo, ya que cuando salió Vision no era demasiado conocida como marca.

Parece una copia de algún Abel. En estética me refiero. Bueno, y por el freno de corcho. Es tipo mid-arbour. Negro. Bonito. Sin holguras. 83 mm de diámetro. Ni una queja. Lo sigo usando.



- Vision Rulla 4-5.


Este suena espantoso pero me encanta. Me encanta porque siendo mid arbour y teniendo 79 mm de diámetro la bobina le cabe una línea WF5 con 50 metros de backing o una DT4.


Peso perfecto y como es el que menos me gusta de todos los que tengo en uso, le he echo mil perrerías y ahí sigue el tío como si nada.



- Vision CDC 7-8.


Destacaba especialmente por diseño y ligereza. Le faltaba un poco de potencia en el freno, pero como lo compré pensando en truchas en lago, creo que lo usé una vez.


Y cuando digo truchas en lago me refiero a lagos de verdad. O sea, subir a Saliencia o algún ibón en los Pirineos, o como mínimo pescar la cola del embalse de Grandas o de Doiras. Pero como estos destinos me roban una jornada de pesca al año, o ninguna, al final otro que acabó en la lista de "carretes que no se usan, se venden".


- Vision VR 7-8.


Este también llegó a través de un cambio por moscas, con Rubén Santos, si no recuerdo mal.


Así como el 5/6 lo sigo usando y me encanta, este era excesivamente pesado para su tamaño y lo mandé a eBay.


- Sage Trout Spey 1/2/3.


En color bronce. Precioso. Impecable construcción. Ni una sola pega que ponerle.


Comprado para los barbos y las carpas, ya que aunque esté diseñado para líneas spey del 1, 2 o 3, eso en líneas WF normales equivale a 6, 7 y 8.


Ya no lo conservo, pero ninguna queja sobre él.



- Sage Trout 2/3/4.


Lo mismo que el anterior. Diámetro de 81 mm que está justo en medio de los dos tamaños que me gustan a mí: 79 mm y 83 mm, sonido bonito, diseño muy bonito, freno excesivo para truchas...


Todo bien.


Vendido a los tres meses de haberlo comprado.



- Loop Evotec G4 HD 8-10.


Este se lo compré a Nacho Heredero porque tenía previsto por motivos de trabajo viajar a Oaxaca y quería planificar un par de días para desplazarme a intentarlo con los roosterfish.


Al final la convención se canceló por tema Covid y el viaje quedó definitivamente suspendido así que lo vendí sin haberle hecho ni una sola hora de uso.


- Sage 4230.


Este es otro de los que tengo en uso. No es full cage así que lo utilizo para líneas normales. Tengo el carrete y una bobina extra, en color rojo en ambos casos, y tengo metido en él una línea Rio Gold WF4 en una bobina y una Rio Elite Technical Trout WF4 en la otra.


Funciona perfecto. No se puede poner una sola pega a este carrete y el color me flipa, a pesar de que soy yo muy de carretes de color negro.



- Sage 3850 CF.


Este sí es full cage. Es el que utilizo actualmente para barbo y truchas a streamer. Tengo dos iguales, uno con una Rio Grand WF6 flotante y el otro con una línea Loop WF6 de punta hundida que no recuerdo exactamente qué modelo era.


El carrete me gusta, pero cuando pesco con él vivo en pánico permanente a que se vaya a romper la bobina de fibra de carbono que lleva.


Vendí todos los Loop Graphite porque no los llevaba a pescar puesto que me daba miedo romperlos, y con este me pasa un poco lo mismo.



- Sage 3210.


Y este es el que tengo para lucios o agua salada.


Lo mismo que cualquier otro carrete de Sage. Construcción perfecta digna de toda la precisión de los procesos industriales de Corea del Sur, cero glamour pero total practicidad.

31 de diciembre de 2024
Este es el último artículo del año. Lo estoy escribiendo sin saber si habré podido cumplir con el reto de publicar un artículo al día durante cada día de 2024, pero haya conseguido cumplir el reto o no, este será el último. Y lo voy a aprovechar para insistir una vez más en que hay mucha gente que se ofende con demasiada facilidad, y eso se debe fundamentalmente a que no tienen ninguna capacidad de reírse de sí mismos, y yo esto siempre lo he considerado como una de las mejores virtudes que puede tener un ser humano. De hecho, me he ido dando cuenta a lo largo de mi vida de que los que han sido mis amigos de verdad, mi pareja y otras personas importantes, si por algo destacan, es por poseer una capacidad extrema de reírse de sí mismos. Y a lo largo de todos estos artículos, me he intentado reír de todas aquellas cosas que yo he ido haciendo a lo largo de mi vida como pescador. Por ejemplo, me he reído muchísimo del tema de la práctica del lanzado. Cuando tenía 18 o 19 años conocí a Alejandro Viñuales y tuve un relación cercana con él durante varios años. Luego la vida nos lleva por diferentes caminos y a diferentes lugares y el tiempo y la distancia cumplen su papel sin que en realidad haya habido nunca ningún problema entre nosotros. Seguro que hay personas con las que te ha sucedido eso. A mí en esto de la pesca me ha pasado con muchísimas personas. Yo sigo teniendo un respeto extremo por Alejandro cómo auténtico Leonardo da Vinci de la pesca con mosca. Sé que muchos juzgan a otros pescadores por su capacidad para sacar peces. Mira, para sacar muchos peces lo único que hay que hacer es ir mucho de pesca. Vete a pescar todos los días del año durante diez años y serás capaz de sacar muchos peces en cualquier lugar, circunstancia y ocasión. Eso está al alcance de cualquiera. Llegar a saber todo lo que sabe de pesca Alejandro, y yo hablo de lo que él ya sabía de pesca hace veinticinco años, está al alcance de muy pocas personas. Es el trabajo de toda una vida, y casi nadie está dispuesto a hacer semejante inversión en tiempo, estudio, razonamiento, práctica y demás. Y, por si fuera poco, es también de los que sabe reírse de sí mismo, ya que recuerdo perfectamente las carcajadas leyendo al Marqués de Hormigalada, que a menudo le lanzaba alguna que otra puya, o el cachondeo viendo a uno en un Youtube prehistórico presumir de que había inventado el Tongariro Roll Cast, que por otra parte es un lance inútil dado que se puede conseguir lo mismo complicándose la vida muchísimo menos. El caso es que además de aprender una cantidad de cosas relacionadas con la pesca con mosca gracias a Alejandro, me contagió su pasión por el lanzado y durante varios años yo también fui un pescador de amapolas, o margaritas, como tú prefieras, que se pasó varios inviernos practicando en un prado. Debo confesar que todo eso no me sirvió de nada a la larga, porque si algo exige la disciplina del lanzado es constancia. Constancia que yo solamente mantuve cuando vivía en el pueblo y tenía un prado delante de casa en el que poder practicar totalmente alejado de cualquier mirada curiosa o de cualquier comentario impertinente. En cuanto volví a la ciudad y había que practicar en medio de paseantes, perros y miradas curiosas, no volví más. Pero como sé lo que es practicar en seco, considero que puedo reírme de mí mismo porque llegué a pensar que el lanzado era la clave de todo, y no lo es. He sido mucho mejor pescador en épocas en las que no practicaba el lanzado que cuando lo practicaba. Si a día de hoy conservase la vista que tenía cuando tenía veinte años, sería un pescador mil veces mejor que lo que era cuando practicaba lanzado todo el invierno e iba de pesca, aunque fuese un par de horas, casi todos los días de la primavera y el verano. Aparte del lanzado, a lo largo de todos estos escritos no he dudado en hacer bromas y chanzas de todo tipo sobre aquellos que creen que la mosca es la clave de todo, sobre la dichosa Gutermannía y sobre todo lo relacionado con el montaje en general, que puedes ver mismamente en artículos como Momentos de pánico en la mesa de montaje o El montador concienzudo. Lo aclaro porque algún listo me escribió en su día para ver cuando hacía bromas con el montaje. Pues mira, he dedicado dos artículos enteros a hacer coñas con el montaje de pesca, aparte de comentarios sueltos, y no recuerdo haber escrito un artículo específico para reírnos de los gurús del lanzado. Tener buenas moscas es muy importante para pescar, pero hay muchísimas más buenas moscas de lo que muchos piensan y, desde luego, no vas a dejar de pescar por no tener el 273, el 431, el 404 o el que sea. También me he reído de la figura del guía de pesca, haciendo un artículo en el que me caricaturizaba a mi mismo cuando me tocó acompañar a un amigo en un tramo del que yo conozco cada piedra y que él nunca había pescado. Aparte de eso, debo decir que cuando no había un solo guía de pesca en Asturias, del modo en el que conocemos actualmente ese término, porque gancheros sí que había unos cuantos, me tocó guiar en el Sella y el Narcea a pescadores de Estados Unidos, Inglaterra, Irlanda, Alemania y algunos países más, así que antes de hacerlo tuve que darme de alta en foros americanos y preguntar once mil cosas hasta hacerme a la idea de qué es lo que se consideraba allí un buen guía, para tratar de dar el mejor servicio posible. Y estamos hablando nuevamente de hace casi 25 años. Me he reído de los que agujerean el Vivarelli para que pese dos o tres gramos menos porque, aunque yo no tenga el Vivarelli y de hecho lo aborrezca, he llegado a comprar cinco silbatos diferentes para llevar en mi chest-pack el que menos pesaba de todos, igual que como frontal para el sereno utilizo el Petzl Bindi porque era el más ligero del mercado en la época en la que lo compré o porque como sacadera utilizo las de Hanak que pesan ciento y pocos gramos, en lugar de los trescientos o cuatrocientos gramos que pesa una cualquier otra sacadera. No hay nadie con mayor obsesión por ir al río ligero y minimalista que yo. Y no es de ahora. Tengo una foto en el Narcea en el año 2004 pescando solamente con una riñonera de dos litros de capacidad en la que llevaba una cajita de moscas muy pequeña, un bajo de repuesto, tres o cuatro bobinas de hilo, el flotabilizador, los fórceps, la linterna y poca cosa más. En cambio, hay una cosa de la que no me he reído nunca en este blog, y esa es la competición. Porque yo nunca he competido, de modo que ahí no podría estar riéndome de mí mismo, así que si no me puedo reír de mi mismo, procuro no reírme de los demás. Pensé alguna vez en apuntarme a alguno de esos Open solo para tener ya la excusa de que al menos una vez he competido y así poder hacer comedia también con la competición, que daría para muchas risas. Luego vi que te cobran 150 o 200 euros por apuntarte y ahí entendí que las risas quedan solo para los organizadores que se llevan la pasta. Pero es que incluso aunque lo hubiese hecho, lo de reírme de la competición, digo, nunca dejarían de espantarme todos esos señores de ceño fruncido, moral intachable y ofensa fácil que saltan a las primeras de cambio tomándoselo todo como si uno que escribe en una web hubiese escrito lo que ha escrito inspirándose directamente en ellos. No sería capaz de decir si son más bobos o más egocéntricos. De verdad, que envidia siento por no tener esa capacidad de tomárselo todo como si el mundo girase únicamente alrededor suyo. Me han dicho más de una vez: "la pesca con mosca es la cosa más importante de las cosas que no son importantes". Y yo esto lo llevo a rajatabla. Y es el motivo por el que no tolero en absoluto a todos esos señores de ceño fruncido de los que hablaba un poco más arriba. Algunos se consideran influencers porque tienen unos pocos miles de seguidores en las redes sociales, otros se consideran unos fenómenos porque tienen cuatro o cinco medallitas que ponerse en el pecho, otros se creen lo más porque tienen una especie de club privado en el que entre ellos mismos se dan títulos de instructores de lanzado, otros se han creído alguien porque consideraron que estaban en posición de ponerse a sí mismos por encima de los demás siendo jurados en algún concurso de montaje de moscas o en una absurda entrega de premios, otros creen que solo ellos pescan porque tienen los hilos que nadie más tiene... En fin, lo que todos conocemos. Pero de lo que no se dan cuenta es de que más allá de la familia y de sus amigos, en realidad no le importan a nadie. Si su cuenta en redes sociales fuese borrada, en unas pocas semanas ya nadie se acordaría de ellos. Si cualquier problema de salud o lo que fuese les alejase del mundo de la pesca, más de lo mismo. Hay que saber reírse de uno mismo y hay que ser consciente de que en este mundo de mierda que va a toda mecha y en el que muere gente que vale menos que la bala que los mata, si hay algo que son fuegos de artificio y un sendero inútil hacia ninguna fama y ninguna gloria, ese es el mundo de internet en general, y de las redes sociales en particular. Este es el último artículo que publico en la web y mi idea ahora es tomarme un descanso absoluto de todo lo virtual, así que más allá de mi familia y mis amigos, lo más seguro es que en unas cuantas semanas a nadie le importará ya lo que yo esté haciendo. Y está bien que sea así. Así es como tiene que ser.
30 de diciembre de 2024
Ahora nada. Queda un artículo por publicar, el de mañana, día 31 de diciembre, y como vengo diciendo todo el año, yo el día 31 de diciembre caduco. En principio no voy a eliminar la página web. Lo digo porque me han preguntado muchas veces por el tema de guardar algún artículo en Word o cosas de esas. No hace falta. Y si en algún momento fuese a hacerlo, yo mismo me encargaría de montar en PDF los 365 artículos de este año más los que estaban publicados anteriormente, que hacen un total de 450 o así, y dejarlo unos meses colgado para que todo el que quiera lo pueda descargar gratuitamente. Pero ya digo que por ahora eso no forma parte del plan. Mientras la empresa que me proporciona el alojamiento web y todo lo demás no me suba excesivamente el precio, la web se quedará ahí. Podría decir que tengo un montón de ideas para 2025, que las tengo, y que voy a hacer esto y lo otro y no sé qué más, pero la verdad es que a día de hoy no tengo pensado hacer nada más relacionado con la pesca con mosca. La pesca con mosca en sí misma no es ahora mismo una de mis prioridades. Mi prioridad en la pesca para los próximos años será recuperar dos cosas que tengo estos últimos años algo abandonadas. La primera de ella es la pesca en agua salada, principalmente el rockfishing y el ajing que son las dos modalidades que más me gustan, y en agua dulce quiero también recuperar el tipo de pesca que me hizo pescador, que no tiene tanto que ver con la modalidad o la técnica en sí misma, sino con los escenarios. Lo que más me apetece es volver a pescar ríos pequeños de media y alta montaña y pescarlos tanto a mosca, con cañas de 7' o 7'6" para líneas 2 o 3, como con equipos de lance ultraligero, cañas de 4'8" a 6'0" con acciones de entre 0.5 y 5.0 gramos más o menos y pequeños minnows, vinilos y cucharillas del 00, 0 o 1. De hecho uno de los planes que tenía en la cabeza era dedicar todo mi empeño a poner de moda este tipo de pesca en ese tipo de escenarios, porque pocas cosas hay más divertidas que tener clavada una trucha de 30 centímetros con una caña de 7' línea 2 o de 5'2' y acción 0.5 a 3.5 gramos. Pero esto de momento queda pospuesto porque en 2025 creo que me voy a dedicar únicamente a pescar. Lo que no voy a abandonar es el montaje de moscas, claro, ya que pienso seguir haciendo colecciones para quien quiera cambiarme algún material de pesca con mosca por moscas hechas por mí o seguir cogiendo algún pedido de vez en cuando, siempre que tenga tiempo para atenderlos. También quería grabar un vídeo del montaje de una mosca cada semana para publicarlo en YouTube, pero esto ya sin ningún compromiso ni obligación. Cuando me vaya apeteciendo lo iré haciendo y si alguna semana no tengo tiempo o ganas lo dejaré para la siguiente o para cuando sea. Y el tercero de los planes es el más complejo, el que más me gustaría llevar a cabo y el que quizás no sea capaz de hacer en todo 2025 ni aunque le dedique una hora al día. Sería tiempo más que suficiente si le dedico una hora al día, eso en el caso de que dominase el campo sobre el que voy a trabajar, pero como mis conocimientos en programación con Python y SQL son limitados, incluso dedicando todo ese montón de horas no estoy seguro de que fuese tiempo suficiente. Pero bueno, lo cuento ya, que así a lo mejor aparece alguien que sepa más que yo y que le apetezca colaborar. Eso sí, como dice un youtuber argentino al que sigo, "aquí plata no hay". No me faltaba otra cosa que trabajar yo por amor al arte y luego tener que pagar a otros. Eso no entra en ninguno de mis planes. Lo que me gustaría hacer es lo siguiente: como he dicho un millón de veces, el único conocimiento valioso que poseo en relación con la pesca a mosca es la inmensa cantidad de información que he ido acumulando durante décadas respecto a las moscas que funcionan en diferentes ríos, zonas, países, etc. Con toda esa información me gustaría crear una base de datos interactiva en la que cualquier pescador pudiese meter el nombre de un río y automáticamente pudiera obtener una recomendación con los tres modelos de moscas secas y los tres modelos de ninfas que debería utilizar allí, su ficha de montaje detallada y la mejor manera de utilizarla, según la época del año. Me gustaría añadir esta funcionalidad a mi propia web, pero no sé si sería más sencillo hacerlo como una aplicación para el móvil o como un programa que cada uno pudiese utilizar en su ordenador. Hasta el momento solo estoy "pasando a limpio" una ingente cantidad de apuntes que tengo en Excel, en libretas escritas a mano o en conversaciones privadas a través de WhatsApp. Porque en principio, en esta base de datos interactiva, estarían únicamente moscas que más o menos conoce todo el mundo. O mejor dicho, no estarían moscas que son secretas y que yo conozco únicamente porque el inventor del patrón me pide que se la haga. Cualquier mosca que conozcan ya quince o veinte pescadores podría estar, aparte de las que conoce todo el mundo, pero no estarían en ningún caso las moscas que conocemos dos o tres. Básicamente porque esas moscas que conocemos dos o tres son inventos de otros que solo daría a conocer con permiso específico de su creador. Así que nada, son ideas que tengo para 2025 y que espero ir poco a poco poniendo en marcha, si bien lo primero que quiero ahora mismo es descansar. Escribir artículos para el blog o hacer moscas no me causan ningún tipo de cansancio, pero tener que estar pendiente de las Redes Sociales, responder mensajes, atender a WhatsApp y demás, me agota. Dejé de responder Correos electrónicos hace como dos años y no descarto a medio plazo dejar de responder todo tipo de mensaje a través de cualquier medio que me llegue. No tiene que ver con la pesca, estoy realmente cansado de la inmediatez que generan determinadas aplicaciones. A día de hoy prácticamente ya solo lo utilizo para hablar con mis padres o mi mujer, y lo menos que sea posible. Estas aplicaciones deberían hacernos la vida más fácil, pero al final nos roban un montón de tiempo que no vamos a poder recuperar. Y como en 2025 la idea, aparte de la pesca, es recuperar al menos una o dos horas de práctica diaria con la guitarra, que la tengo completamente abandonada, no descarto que esa hora diaria salga de lo que dedicaba a WhatsApp. En fin, ya iremos viendo. De momento toca descansar, hacer algunas moscas para disfrutar del torno y no porque tenga obligación de hacerlas para entregarlas en un plazo determinado y luego ya se verá. Muchas gracias a todos los que os habéis pasado de vez en cuando por aquí a lo largo de este año. Como ya nos despedimos en la entrada de ayer, dejamos ya únicamente para el último día alguna pequeña explicación adicional y poca cosa más.
29 de diciembre de 2024
Va llegando ya el momento de despedirse e ir poniendo fin a todo esto. No lo pensaba cuando me metí en el lío este de publicar un artículo al día, pero la verdad que allá por septiembre ya estaba mentalmente agotado. No por escribir los artículos e ir programando las publicaciones en la web, eso creo que podría seguir haciéndolo sin problema cada año. Suponiendo que me quedase algo que contar, claro. Acabé agotado mentalmente con lo mismo que me pasa siempre. He tenido épocas de más actividad en las redes sociales y otras de pasar meses y meses completamente agotado. Y así como hacer publicaciones o responder comentarios no me causa demasiado cansancio, la cantidad de mensajes que recibo sí que me acaban generando un agotamiento mental extremo. Que nadie malinterprete esto, por favor. Agradezco cada mensaje. Tanto los que me escriben para hacerme alguna consulta, como los que me felicitan por el blog o me agradecen alguna buena jornada de pesca gracias a mis moscas. Pero para poder responder debidamente todos los mensajes tendría que dedicar todo el día únicamente a eso. Ha habido fines de semana de recibir mensajes de más de cincuenta personas, más los diez o veinte diarios de los días entre semana. Es imposible poder responder a todos debidamente. Ya digo que tendría que dedicar todo el día únicamente a eso. Así que lo primero que viene es la disculpa para todos aquellos a los que no he podido responder como me habría gustado o responder siquiera. Es cierto también que he estado dos meses sin poder acceder a mi página por un problema que ya conté en otro artículo, y cuando por fin recuperé el acceso tenía casi 300 mensajes sin responder. No he vuelto a abrir la página de Facebook de Spanish Flies desde ese día y creo que van a pasar meses antes de que vuelva a abrirla. No sé si algún día me pondré a ir respondiendo todo lo pendiente empezando por un "discúlpame por no haber respondido antes, y a partir de ahora ya no responderé mensajes nunca más..." o algo así. Si lo hago no será a corto plazo. Pero es verdad que no me gustaría dejar ahí todos esos mensajes sin responder. Y lo mismo con las cuentas de correo electrónico asociadas a esta web, que llevo sin mirar el buzón de entrada unos dos años. Así que mis disculpas a todos a los que no he podido responder como se habrían merecido. Y ya solo nos queda pendiente la despedida. Queda algún artículo todavía por publicar, ya que este no es el último. Si no me salto mi propio planning este debería ser el antepenúltimo, pero tampoco es seguro. Así que nada, simplemente decir que si alguno de los artículos publicados te ha servido de ayuda en modo alguno, el esfuerzo ha merecido la pena. Y si no te ha servido de ayuda pero ha servido para entretenerte un rato de vez en cuando, pues ha merecido la pena también. Muchas gracias a todos por vuestro apoyo, vuestro seguimiento y vuestra compañía. Salud!!
28 de diciembre de 2024
Esto tengo que contarlo porque ya es lo ultimo que me faltaba por oír. Cuando crees que ya has vivido suficiente como para tener cubierta tu cuota de cosas raras en lo que a la pesca con mosca se refiere, pues resulta que la capacidad para sorprenderse es infinita, porque siempre aparece alguna cosa todavía más rara que todas las anteriores. El tema es el siguiente: tengo un amigo de esos de toda la vida, de los que iban contigo a clase en el colegio, que hace ya bastante años que se cansó de la vida y se dedicó a recorrer el mundo trabajando un mes en un lado, gastándose lo que había ganado, volviendo a trabajar otro mes y medio, volver a recorrer dos o tres países... Y así lleva bastantes años por Asia y Sudamérica principalmente, que son las áreas en las que más tiempo puede estar sin trabajar cada a vez que junta un poco de dinero. Por supuesto nada de lujos. Todas las posesiones en la mochila y muchas veces para el cambio de continente empleado como tripulación con algún marino mercante. Así en lugar de pagar para viajar, gana dinero por estar viajando. El tema es que ahora le ha llegado el amor y lleva tiempo en una misma ubicación a orillas del Índico, y le ha dado por retomar el tema de la pesca con mosca, que lo tenía abandonado hace mil años. Es cierto que nunca fue su principal afición, ya que yo tiraba de él para el río y él tiraba de mi para el monte. Pero los rudimentos básicos sí llegó a controlarlos. O sea, lanzar lo justo y saber lo justo para ir sacando unas cuantas truchas. El caso es que siempre le han gustado mucho los retos, como subir el Aconcagua, algún 7000 del Karakorum y docenas de trekkings de cientos de kilómetros por todo el mundo, y ahora se le ha metido en la cabeza un reto de pesca. Primero copio y pego el mensaje que me envió, y luego comentamos. La transcripción de WhatsApp: "Oye, tío, qué tal todo? La caña que me recomendaste me va guay, me vale para casi todo lo que hay por aquí tanto en ríos como en mar, pero el carrete va de culo. Tengo que comprarme uno mejor porque lo he metido en el mar y se ha quedado hecho mierda. Hay por aquí unos peces que llaman pez arquero. No sé si los conoces... Lanzan un chorro de agua con la boca para derivar insectos que luego se comen. Tienes que hacerme unas moscas para ellos, porque quiero ser el primero que saque un pez de esos a mosca. Que yo sepa no los ha pescado nadie a mosca, que lo he estado mirando... Bueno, eso. Mira a ver qué moscas me puedes hacer pa ellos y me dices". Antes de contestar fui directamente a Google a buscar lo del pez arquero porque pensé que me estaba vacilando. Resulta que hay vídeos y todo del dichoso pez lanzando un chorro, como si fuese un camaleón con la lengua, y echando abajo todo bicho viviente que le pase por encima y sea comestible. Y, no te lo pierdas, que esto es lo mejor de todo: calculan la cantidad de agua y la fuerza con la que lanzan el chorro según el tamaño del bicho que quieran derribar. Ya sé que parece todo una broma. Yo pensaba lo mismo hasta que me he puesto a ver si existían esos peces o no y si se comportaban así, y resulta que existen. Y que cazan a sus presas así. Con dos cojones. Pero es que no es sólo eso. Es que por lo visto calculan el ángulo correcto teniendo en cuenta la refracción del agua para hacer blanco con cada chorro que lanzan. Así que aquí estoy informándome de qué tipo de animalejos se comen estos peces en la isla donde ha encontrado el amor este amigo, porque como me caliente la cabeza un poco más me voy para allá con las moscas para ser yo el primero en pescar a mosca uno de esos peces, y que se joda y no sea él. Lo que todavía no me ha dicho es si tiene pensado posar el saltamontes que le haga directamente sobre el agua, o posarlo sobre alguna hoja para que se lo derriben con el chorro y luego clavarlo cuando se lo vaya a comer. Si de lo que se trata es de posar la imitación sobre alguna hoja y que luego el pez lo derribe con el chorrito ese que lanza, al final tendremos que pagar algún curso con algún instructor de lanzado hasta que seamos capaces de posar la mosca con absoluta precisión sobre una hoja de cuatro centímetros cuadrados. Me imagino que en el coste del curso irá también la necesaria lección de Física para que nosotros sepamos calcular cuanto debe pesar la imitación para que la hojita seleccionada soporte su peso el tiempo suficiente como para que el pez la localice y la derribe. Ya sabes que a partir del 1 de enero de 2025 el blog muere. Pero si finalmente nos liamos y nos vamos a intentar pescar estos peces, me comprometo a redactar un artículo en el momento que eso pase aunque a día de hoy no tenga ya previsto volver a publicar nada nunca más.
27 de diciembre de 2024
Cuando voy a pescar a un sitio nuevo prefiero ir para allá sin ninguna referencia. Si voy con mucha información previa en realidad es como si me quedase sin toda la parte de descubrimiento, que en muchos casos es una de las cosas más emocionantes. También es cierto que a día de hoy para encontrar un río del que no tenga referencias me supone un desafío grande, porque al final, a base de hacer moscas para muchos pescadores pues ya sé lo que me piden los que pescan en un sitio o en otro, y al final alguna referencia siempre tengo. Pero esto es ahora. Hace unos años no era así. Y hace muchos años no tenía ni puta idea. Como todos. El caso es que la primera vez que fui al Miño estaba en la época en la que no tenía ni puta idea, pero por suerte fui invitado por un pescador local que me iba a llevar de la mano, como a los niños pequeños. Tú mira como será la cosa y el tiempo que hace, que quedamos a las diez de la mañana en el aparcamiento del Continente. ¡El Continente! Me imagino que a todos los que tenéis menos de cuarenta años no os suena de nada, pero había de aquella centros comerciales con nombres tan atractivos como Pryca, Galerías Preciados o Continente. Pues en el aparcamiento del Continente quedamos, porque así, dejaba allí mi coche y al río nos íbamos en el de él y yo a la vuelta aprovecharía para comprar cosas que necesitaba para ir al festival de Ortigueira, que sería un par de semanas después, y quería una tienda mala para llevar allí no me fuesen a joder la buena que tenía para ir al monte. Me pasa que cuando voy conduciendo yo, aunque pase después cierto tiempo, puedo recordar los itinerarios, desvíos, accesos hasta el río y todo eso, aunque haya pasado muy pocas veces. Pero cuando me llevan de copiloto no me acuerdo nunca de nada. Y eso que a veces intento fijarme. En este caso no tengo ni idea de por dónde accedimos, pero sí recuerdo que me llevó a un sitio que a dos metros de la orilla ya nos llegaba el agua casi al borde del vadeador. Y qué decir del ancho del río... Para mí que venía de pescar ríos de dos o tres metros de ancho, aquello era inabarcable. Por suerte no tuve que pensar demasiado en eso de leer el agua e ir viendo donde posar la mosca en aquella inmensidad de agua porque de vez en cuando algún pez se iba cebando, y como ya me había dado mi anfitrión la mosca que tenía que usar, pues no me tuve que calentar demasiado la cabeza para ir consiguiendo que alguna de esas truchas me fuese subiendo a la mosca. Otra cosa era sacarlas... Para alguien acostumbrado a pescar casi siempre peces de menos de 25 centímetros en ríos diminutos, con cañas para línea 2 o 3, terminales del 0.12 o 0.14 que eran más que de sobra y todo lo que conlleva ese tipo de pesca, tener de repente al otro lado de la línea un pez de 45-50 centímetros tirando como un burro era algo completamente fuera de mi alcance en aquel momento. Así que entre las que partieron y las que se soltaron, de las de ese tamaño saqué solo una, y luego otras cuantas de alrededor de 30 centímetros y algunas más pequeñas. Como jornada de pesca, en lo personal, fue regulera, pero como experiencia importante en mi vida piscatoria fue de las más relevantes, porque esa jornada en el Miño fue uno de los días que me hizo empezar a ver los grandes ríos de otra manera y fue una de las semillitas para que los años siguientes, durante más de una década, fuese casi exclusivamente pescador de ríos grandes y muy grandes. Cuanto más anchos mejor. Y cuanto más grandes fuesen los peces que allí hubiese, mejor todavía. Al final la vida va siendo fases que se van sucediendo y lo importante es tomarlas como vayan viniendo. Hacer lo que te pida el cuerpo, vaya. Y como en nuestra vida laboral, familiar o social muchas veces no podemos hacer esto porque estamos sujetos por diferentes obligaciones, no está de más disponer de la pesca como un refugio en el que poder hacer lo que nos venga en gana cada vez.
25 de diciembre de 2024
Creo que he repetido hasta la saciedad que para mí el Barón Rojo es la MP81, el montaje original de Petitjean, que era como llamábamos a aquella mosca, y todas las degeneraciones de la misma que vinieron después no las acabo de asociar con ese apodo. Ahora bien, aunque no usase lo de "Barón Rojo" para referirme a ellas, yo también tengo en mi historial unas cuantas de esas degeneraciones y engendros varios. Una de esas versiones la tendré asociada para siempre al río Nalón. Cogimos un día el coto de Laviana y aparcamos en la parte de abajo para pescar desde el límite inferior. En cotos o tramos de río en los que he pescado muchas veces siempre me gustaba empezar en un sitio en el que sabía que las probabilidades de capturar un pez en los primeros lances eran altas. Y en el coto de Laviana había justo en el límite inferior unas corrientes pegadas a un muro en la margen derecha con dos o tres palmos de profundidad en las que casi siempre subía alguna trucha. Así ya empezabas el día con buen pie. El caso es que para ese día había preparado una docena de esos engendros de los que hablaba al principio que estaba hecho con colas en V con pardo de León, cuerpo en dubbing granate de Fly-Rite y alas en pata de liebre ártica en spent en color crema natural. En anzuelo del 14. Le di una al compañero de pesca y yo puse otra. Para probarlas los dos. Esto fue en 2005, y siempre que he vuelto a hablar con el compañero de pesca con el que compartí aquella jornada se acuerda de aquella mosca. No hablo con él tanto como debería porque fue otro de esos españoles que terminó emigrando al extranjero y al final la distancia siempre acaba haciendo que la comunicación se vaya dilatando en el tiempo. Al principio hablas una vez al mes, luego una por trimestre, luego dos o tres veces al año y al final llega un punto en el que ya no recuerdas cuando fue la última vez que hablasteis. Y no se acuerda de la mosca únicamente porque nos diese muchos peces, que nos los dio, sino porque pescamos los dos todo el día con la misma mosca. No quiero decir con el mismo modelo, sino con la misma mosca. Que a pesar de haber capturado docenas de truchas y estar ya medio destruida, seguía pescando y seguía flotando igual que al principio. Yo también me he acordado mucho de ese día. No por la mosca ni por las capturas, sino porque durante muchos años, cada vez que usaba una mosca con pata de liebre ártica, y no flotaba como a mí me gustaría, me acuerdo de aquellas patas de liebre ártica que podías usar durante horas sin necesidad de echarles flotabilizador ni nada y seguían flotando y flotando y pescando y pescando sin el más mínimo problema. Seguramente si a cada uno de nosotros nos diesen la opción de poder traer del pasado algún material de pesca y tener un suministro inagotable de ese material para el resto de nuestra vida habría quien se pediría veinte cajas de alguna tintada de Gütermann, otros se pedirían cincuenta unidades de la Robinson C, otros pedirían doce unidades de la Sage SPL de 8'3" línea 3 o lo que a cada uno le parezca. Yo me pediría sin ninguna duda veinte o treinta pares de patas de liebre ártica como las de aquella primera remesa que utilicé. Habré gastado desde entonces unos cien pares de patas de liebre ártica y nunca jamás he vuelto a tener ningunas que floten como flotaban aquellas. También me gustaría que el coto de Laviana volviese a ser lo que fue. Que a lo mejor lo es, porque desde que me mudé a Madrid nunca más lo volví a pescar y no tengo la menor idea de cómo estará ahora mismo, aunque la última vez que me hablaron de él la cosa estaba para echarse a llorar. El caso es que lo de volver atrás en el tiempo o traer de vuelta cosas que ya no están creo que está un poco fuera de nuestro alcance. Y aunque la nostalgia está genial para cuando uno está solo en su casa rememorando otros tiempos, todavía nos quedan sitios y materiales con los que poder disfrutar. Yo este año, con esta historia de publicar un artículo en la web cada día del año, he sacrificado muchas salidas de pesca por estar pendiente de otras cosas, y esas jornadas de pesca ya no las voy a recuperar y han sido muchos días perdidos en los que podría haber estado creando nuevos recuerdos en el río o en el mar. Y lo que más claro me ha quedado después de todo esto, es que a partir del año que viene y hasta que me muera, o que físicamente ya no pueda, no volveré a sacrificar salidas de pesca ni por hacer moscas, ni por escribir artículos, no por nada que no sea la familia o la salud.
24 de diciembre de 2024
Pino del Río era otro de esos escenarios de pesca que, como ya he comentado, los que somos de determinada generación lo teníamos en un pedestal junto a otros escenarios famosos allá por el cambio de siglo. No me voy a tirar el rollo. Yo fui a pescarlo cuando ya no iba casi nadie porque sus mejores años, supuestamente, habían pasado. No me quiero imaginar como debía ser en sus mejores años, porque yo supuestamente fui cuando ya no estaba en su mejor momento y la verdad es que allí no sé cómo habría que hacer para que entrase una trucha más. Como solamente he ido una vez de este día me acuerdo bien, y no se me mezclan unas jornadas con otras como me pasa en otros sitios. Era a primeros de septiembre el día que me dejé caer por allí. Tuve suerte y salió un día de esos buenos con el cielo nublado, nada de viento, ni frío ni calor... O sea, que si me iba mal sería por mi propia incapacidad y no podría echarle la culpa a nada, porque al llegar ya vi que el río bajaba perfecto. Igual si estuviese conmigo alguien que lo pesqué habitualmente podría decir que estaba un poco corto de agua, pero para mi gusto, estaba perfecto. Así que me cambié tranquilamente y como ya llevaba decidido de casa con qué moscas iba a pescar, puse una de las dos con las que había llenado el portamoscas, para tenerlas a mano y no tener ni que sacar la caja del chest-pack. Era una efémera en el 18, con colas en indio avellanado, cuerpo con La Paleta 3279, brinca amarillo huevo, tórax en liebre en color anaranjado y alas en cdc natural brown. En cuanto bajé al río cerca del límite inferior y empecé a posar la mosca aquí y allá en las diferentes raseras que me iba presentando el río, las truchas iban subiendo a por la mosca casi en cada lance. Como ya me cogió en una época en la que mi vista no era ni de lejos lo que fue, pues hay que admitir que el porcentaje de éxito debía andar por el 33%, que es en lo que me suelo mover desde que estoy medio cegarato. De cada tres subidas, con suerte clavo una. Es terrible esto porque en lo único que diría que he destacado alguna vez como pescador era en el momento de clavar los peces. Durante años no fallaba ni uno. Salvo en el Aller y en San Isidro, claro, que ahí el ratio no llegaba ni al 10%. Tengo la suerte ahora que más o menos sigo pescando lo mismo que antes, porque aunque clavo muchas menos, me suben muchas más, así que lo comido por lo servido. Y este día en Pino del Río me sorprendió para bien que a pesar de no haber demasiado actividad, si más o menos posabas la mosca medio bien, donde se suponía que debía de haber un pez, pues te subía el pez. Hay quien prefiere pescar siempre sobre cebada, pero como yo aprendí a pescar en ríos en los que casi nunca veías cebadas, pues siempre me ha gustado más ir pescando al agua, suponer donde puede estar el pez, ver la mejor manera de ir presentando la mosca en esas posturas y confiar en que el pez esté donde se supone que debe estar. Y así fue pasando la mañana con las capturas sucediéndose y pasando las horas casi sin que te des cuenta hasta que el estómago te empieza a avisar de que hay que echarle un poco de gasolina al cuerpo, que está el depósito empezando a quedarse vacío. Y una vez hecho el repostaje, a pie de río y sin perder demasiado tiempo, había que volver a la pesca. Para la tarde decidí que utilizaría la otra mosca que tenía pensado usar ese día, también en el 18, con exhuvia, cuerpo y tórax en Fly-Rite 34 y alas en cdc natural khaki. La tarde se dió igual de bien que la mañana. En ningún momento más de cinco o seis lances sin que algún pez se moviese a por la mosca. Y como había pasado por la mañana, se pasaron las horas volando hasta que las miradas al reloj aumentaron de frecuencia y el fastidio por las casi tres horas de vuelta que me tocaría pasar al volante hicieron que más estuviese pensando en la carretera que en los peces. Seguramente para la mayoría de los pescadores esta habría sido una jornada estupenda de pesca, pero como también he comentado muchas veces, a mí esta pesca fácil me aburre un poco, y este es el motivo por el que no he vuelto nunca a Pino del Río. Una vez tachado de la lista, para mí ya está. Si me hubiese ido mal seguramente habría vuelto alguna vez más, pero si ya a la primera te vas con la sensación de que llevas pescando ese tramo toda la vida porque te ha ido igual de bien que en tus escenarios habituales de pesca, pues tampoco queda mucho misterio por desvelar. Y esto ha sido así durante los últimos seis o siete años, que son más o menos los que han pasado desde aquel día. El caso es que a partir del año que viene, como también he comentado, voy a hacer una vuelta a mis orígenes, es decir, pescar ríos pequeños y medianos, exclusivamente a seca, con cañas de 6'6" a 7'6" para líneas 2 o 3 y para este tipo de pesca, Pino del Río es un escenario ideal. Por este motivo, estoy seguro de que en mayo y junio y en septiembre u octubre, cada vez que me toque un día libre entre semana, voy a arrancar para allá siempre que pueda. Aunque sea para pescar solamente tres o cuatro horas. A lo mejor algún día me llevo una sorpresa y resulta que el día que yo estuve aquello no era lo normal y me toca algún día de truchas mucho más difíciles y me acaba envenenando, porque lo que es el río, me encantó.
23 de diciembre de 2024
Hay días que es mejor quedarse en casa. Ya lo sabes desde el mismo momento que estás empezando a cargar el maletero, pero como vienen amigos desde lejos te convences para tirar para allá a pesar de los kilómetros, del madrugón, de las horribles previsiones metereológicas... Tienes la cita a las 9:00 para desayunar en Mansilla de las Mulas, así que te levantas a las 6:00, preparas todo, de camino paras en una panadería de confianza para comprar bollos preñaos para todos y lo ideal habría sido parar en Ezequiel y cargar una tabla de embutidos, pero con ese tiempo mejor pagar el peaje del Huerna. Y el desayuno es lo último tranquilo, porque cuando llega el momento de empezar a ponerse el disfraz de mosquero hacen acto de presencia las nubes negras que te anuncian que esas horribles predicciones metereológicas van a cumplirse sin remisión. Y es ya casi a mediados de octubre. Es la despedida oficial a la temporada, así que no solo llueve, también hace frío. Mucho frío... Ese día en el Esla es el día que más frío he pasado en toda mi vida. Y yo no soy nada friolero, pero los 7-8° de temperatura ambiente, la lluvia incesante, por momentos un auténtico aguacero, y un vadeador que hace agua como si fuese un colador, más las siete u ocho horas empapado por fuera y por dentro de la ropa, me dejaron al borde de la hipotermia. Y entonces... ¿por qué ocho horas en el río? Pues porque nunca he visto tantas truchas cebándose sin parar en cualquier tramo del río sin un solo momento de pausa. Una cosa de locos. Yo soy de los que en esas circunstancias se aburre rápido si los peces van entrando a las moscas. Y de los que se envenena si la cosa está jodida y tres horas después de empezar has librado el bolo de milagro con un par de truchas palmeras. Así que distribuidos por el río en parejas, al que le tocó conmigo, que encima pesca mil veces mejor que yo, la cosa se le dió parecida. Otro par en las primeras dos o tres horas, aunque un poco más decentes. Y venga a llover. Ya ni cambias de mosca porque estás seguro de que si quitas la que tienes puesta, tal y como tienes los dedos, no vas a ser capaz de atar otra distinta. Pasas ratos de veinte o treinta minutos atechado debajo de las ramas de algún aliso porque por momentos jarrea que da gusto. Y en cuanto escampa un poco, vuelta al medio del río y a volver a lanzar a los peces esos que siguen cebándose. Con el mismo resultado. Y lo de atecharse no era solo por mojarse menos, que llegado cierto punto los árboles ya no tienes claro si te dan cobertura o te mojan más que si no te hubieses metido debajo. El tema es que con esa intensidad de lluvia cuesta un mundo a ratos distinguir lo que son cebadas de lo que son inmensos goterones. Así hasta pasar el día entero con media docena de truchas minúsculas y la sensación constante de que después de eso dejas la pesca para siempre. Pero todo lo malo es susceptible de empeorar, y como mi compañero ese día y yo nos quedamos cerca de los coches, a la tarde fueron llegando de vuelta las otras dos parejas. Y no podía ser menos, esto ya sabes cómo va, así que un par de kilómetros río abajo y otro para río arriba, donde estuvieron unos y otros respectivamente, apenas les ha llovido solo a ratos y los peces se han cebado igual, con lo que les ha ido mucho mejor en cuanto a número y tamaño. Vienen encantados los muy cabrones. Pero ya digo, todo es susceptible de ir a peor. Y cuando ya de vuelta al coche vas pensando en los cuatro bollos de chorizo que habías guardado en el bolso del impermeable para devorar al terminar la jornada de pesca, como las desgracias nunca vienen solas, están completamente empapados e hinchados, así que se quedan para deleite de algún pajarillo, hormiga, ratón o lo que sea que tenga la vista y el olfato para llegar el primero y tomarlos de merienda-cena.
22 de diciembre de 2024
De los ríos famosos de León el Porma es el que menos he pescado de todos ellos. Con diferencia. Tampoco es que haya pescado mil veces en los ríos más famosos de León. Al Esla sí he ido más, y luego el Omaña. Al Órbigo al menos iba dos o tres veces por año y al Luna y al Porma los que menos. Luego vuelvo al Porma. El caso es que hace mucho tiempo me había mandado uno de esos pescadores veteranos de León unos rayones envueltos en bobinas de hilo de montaje Sheer de Gordon & Griffith's y todos venían etiquetados con color y río: El verdín del Esla. El oliva del Órbigo. El carne del Curueño... Todos así. Eran diez o doce colores con sus respectivos ríos. Y uno de ellos era el Fanta del Porma. Pasaron muchos años antes de que supiese que aquellos rayones en realidad eran los famosos sedones de Toña. Y el Fanta del Porma era una especie de 3277 un poco subido de tono hacia el naranja, pero sin llegar ni de lejos a la tonalidad del 3279. Yo de aquella a los hilos les hacía el mismo caso que a cualquier otro material. Sí, ya tenía el 3277, el 3324, el 3281, el 3234, el 3236, el 3255, el 3256, el 3279 o el 3322 de La Paleta, el 300, 249, 662, 886, 139, 615 o 580 de Gütermann y algunas cosas más de Amman, Alikun, Castilla-Valencia y demás. Los tenía y los usaba, pero igual que usaba cualquier otro material. El tema es que aquel día en el Porma decidí que iba a usar el hilo ese que supuestamente era específico para allí y monté unas cuantas efémeras con alas y hackle gris medio unas, y avellanado otras. Y las emergentes en cdc. Porque en aquella transición del hackle al cdc hubo unos cuantos años en los que montaba con hackle y alitas la versión efémera de la mosca y con cdc la versión emergente. Lo demás supongo que sería cola en mismo color que el hackle y las alas y la brinca y el hilo de montaje amarillo huevo. Pues bien, aquel día, sin pescar ninguna trucha espectacular, fue de esos días en los que sacas un millón de peces con la misma mosca. No sé si el mismo 3277 habría funcionado igual, o algún color similar en Gütermann. Y no lo sé porque de aquella si llevaba puesta una mosca que daba peces, ya no la cambiaba. Lo de quitar la mosca cada vez que sacaba un pez y poner una completamente diferente hasta sacar el siguiente fueron experimentos que vinieron tiempo después. Como digo, no salió ningún pez fuera de lo normal que me haga recordar aquel día por alguna de sus capturas, y si el goteo de peces fue constante todo el día, tampoco es que hablemos de más de cien peces ni nada de eso. Serían tres o cuatro docenas como mucho. Por lo que sí recuerdo aquel día fue porque marcó el momento en el que las sedas y rayones pasaron de ser un material más a ser los auténticos vertebradores de mis cajas de moscas, y porque después de eso empezó la locura por conseguirlos todos. La primera lista de colores míticos que me habían dado me la había dado El Rubio, al que algunos de más edad quizás conociesen por su colección Lince o por la tienda de pesca que tenía en Gijón al lado de donde está ahora el Centro Comercial Los Fresnos, a tres minutos de mi casa de toda la vida. Y no sé si me voy a acordar de todos, pero como si lista de míticos era muy pequeñita, voy a intentarlo: 6, 7, 139, 156, 158, 162, 286, 300, 350, 449, 580, 615, 662, 900 y 977 si no recuerdo mal. Esos eran los que buscaba en las mercerías hasta aquel entonces. Después de ese día del Porma y de empezar a profundizar un poco más en aquello de los hilos de seda y rayón, la lista de míticos se amplió tanto que si la pusiera entera seguramente se me quedaría colgada la aplicación de notas del móvil en la que escribo los artículos. Y mira que ha resistido algún artículo largo de narices. Visto ahora en perspectiva diría que aprendí mucho a base de comprar sedas y rayones, hacer moscas con esos hilos e ir probándolas todas, pero a día de hoy, si tuviese que hacer una lista de mis míticos personales, creo que sería de larga más o menos como la de El Rubio, aunque combinando distintas marcas y no solo de Gütermann: - La Paleta 3277. - Gütermann 249. - Gütermann 431. - Zirayón 4122. - Amman 379. - Gütermann 580. - Gütermann 258. - Gütermann 615. - Gütermann 662. - La Paleta 3279. - Madeira 1939. - Gütermann 977. - Gütermann 896. - El Molino 254. - El Molino 277. - Fanta Castilla-Valencia. Lo que nunca supe, y siempre me habría gustado saber, es si a aquella lista tan cortita de El Rubio él llegó también después de haber probado mucho por sí mismo y quedarse con lo que mejor funcionaba. Porque así llegué yo a la mía y no me dejé influir demasiado por opiniones ajenas, sino solamente por prueba y error. Creo que esa debería ser la única forma válida de que cada uno tenga su propia lista de materiales míticos, sean sedas, rayones, dubbings o lo que sea.
21 de diciembre de 2024
El Purón es uno de esos pequeños ríos costeros asturianos con las truchas más hijas de puta que te puedes encontrar. A ver, depende del momento. Hijas de puta son de normal. Si vas en pleno verano con el río cortísimo de agua, un agua que es en algunos tramos completamente cristalina y en donde te puedes encontrar con palmo y medio de profundidad y que posas la mosca en un sitio y medio minuto después se ha movido diez centímetros, pues te puedes imaginar. Ahí quería ver yo a los que pescan siempre con el 0.18 de terminal. Que posas un bajo de siete metros terminado en un 0.10 y ya escapan escopetados todos los peces de la tabla. Es de esos sitios a los que vas una vez por conocerlo y ver qué tal es aquello, y lo más seguro es que no vuelvas más. Porque total... ¿Para qué? Pues esta fue mi única vez en el Purón. Me fui para allá un día por la mañana pensando en pescar al amanecer a ver cómo se daba la cosa. No tenía demasiadas referencias porque solo conozco a un par de personas que hayan pescado allí, y como me gusta ir a los sitios a descubrirlos por mí mismo y evito pedir cualquier referencia siempre que sea posible, pues aparqué donde me pareció y me puse a pescar donde buenamente pude. Y entiéndase por pescar únicamente la parte de ir lanzando y posando la mosca aquí y allá. Porque en unas tres horas de pesca el resultado fue cero peces. Y se veían truchas. No es aquello de que no pescas nada porque no quedan allí ni cuatro peces. En aquella época tenía truchas. Nada espectacular, pero las había. Empecé con lo de siempre para estos sitios: línea 2, bajo interminable, terminal fino y moscas diminutas. Pasó todo el catálogo: caenis, F-Fly, efémeras del 24 en toda la gama de colores, hormigas, plecópteros, tricodípteros que dicen algunos, dípteros, microninfas... De todo. El resultado fue el mismo: nada de nada. Así que a partir de ahí ya empiezas con los experimentos y les plantas delante de los morros un streamer, una chernobyl en el 10, un pardón, que con los pardones nunca se sabe y lo mismo da que sea pleno verano, moscas del 12... Todo lo que se te ocurre. Y el resultado sigue siendo el mismo: nada de nada. En estos sitios a los que vas una sola vez nunca sabes si era cosa de ese día en concreto o si es la tónica habitual. A muchos otros ríos he vuelto más veces para hacer la doble verificación, no vaya a ser que fuese cosa de aquel día en concreto, pero en este en concreto, al menos en la zona que estuve pescando, me sentí tan incapaz de conseguir sacar allí aquel día un solo pez, que se me quitaron las ganas de volver para siempre. Mira como sería la cosa que de allí me fui al Cares esa misma mañana y hacia el mediodía saqué un par de reos que me dieron las fuerzas suficientes para volver medio contento a casa. Algún día volveré al Purón. Aunque si no tenía referencias de aquella, no te quiero contar ahora, que no tengo ni la más remota idea de cómo podrá estar aquello de peces. Pero las cuentas pendientes hay que intentar saldarlas, y cuando me retire definitivamente de esta cosa de la pesca con mosca, me gustaría que no se me quede en el listado de sitios en los que he pescado, ningún río en el que no haya conseguido nunca sacar un pez. Y en ese listado está el Purón.
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