¿Has visto la trucha de la foto de portada de este artículo? Esa cara se le ha quedado después de leerlo.
Vamos allá, a ver qué cara se nos queda a nosotros.
Mi estado actual en relación a la pesca con mosca es el siguiente:
Cada año que pasa pesco peor, y cada vez me lo paso mejor.
Y aunque el artículo hable de diez señales que pueden indicar que la pesca con mosca cada vez te importa menos, en mi caso, más bien se trata de que cada vez se disfruta más.
Y eso que de todas estas yo cumplo un par o poco más.
Si te ves identificado en las diez, a lo mejor sí que conviene buscar un nuevo hobby…
Pero vamos a ver las diez señales esas, que igual en alguna te ves reflejado tú también.
1) Pescas con cualquier caña. Lo mismo da.
Han pasado por mis manos docenas de cañas, carretes y líneas. Conservo una media docena y he llegado al punto de que algún día no sabía ni la que había metido al maletero del coche.
Tengo todas las cañas metidas en tubos Maxia de esos de imitación fibra de carbono con el protector de redecilla azul que he comprado sueltos en unos cinco o seis tamaños. Esto lo he hecho para tener metidas en ellos las cañas y que no se estropeen los tubos originales de aluminio de las cañas que tengo que no son Maxia, así que al haber comprado los tubos sueltos no tienen ninguna pegatina identificativa de la caña que va dentro.
Ha habido días que he llegado al río y al abrir el tubo estaba una caña distinta de la que querría haber llevado.
Pues nada. Como carretes tengo metidos en la bolsa dos o tres con distintas líneas, a poner la línea más adecuada para la caña en cuestión y al río.
Este mismo año he hecho un sereno en el Narcea con una Sage One de 9' línea 6 cuando creía que había metido en el coche una Batson RX8+ de 8'6" línea 4, arreglándome con un carrete que tenía metida una línea Loop Distance WF5 de hace ni sé los años y que tiene una cabeza de 18 metros o alguna salvajada de esas que diseñan a veces las marcas para los locos del lanzado.
2) Pescas con cualquier mosca. Lo mismo da.
Hace años empecé a quedarme para mi las moscas que no pasaban un mínimo control de calidad cuando algún amigo me hacía algún encargo o cuando hacía alguna colección para intercambiar por alguna caña o carrete.
Como eran moscas que me pedían, muchas de ellas no eran los modelos que suelo hacer para mi, pero ya que estaban hechas intentaba darles uso a todas.
Y muchas tenían pequeñitos fallos estéticos y cosas así. Un aseda en el cuerpo que se deshilacha más de lo deseado, un cuerpo que no es perfectamente cónico, unas alas un poco escasas o con demasiado cdc… Ese tipo de cosas.
Pues bueno, a base de ir pescando con sobras, he llegado al punto de que casi lo mismo me da una que otra. Ato al terminal lo que sea y pesco con ella hasta que la pierdo enganchada en alguna rama, queda destruida por los peces o alguna trucha más lista que yo consigue partir el hilo mientras trata de escapar.
Este año hice 50 iguales de un modelo de díptero del que hablé en otro artículo y he pescado con esa el 90% del tiempo a lo largo de toda la temporada. Pero igual que este año ha sido esa, para el año que viene quiero rescatar del baúl de los recuerdos las emergent caddis pupa de LaFontaine y lo mismo meto otras 50 a la caja y hago todo el año pescando con esas…
3) Haces moscas con cualquier cosa. Lo mismo da.
No creo haber conocido a nadie que fuese más maniático con los materiales que yo.
Por suerte ya he pasado esa etapa y hoy por hoy hago moscas con casi cualquier cosa.
Muchas veces me preguntan alguna cosa relacionada con algún material o algún anzuelo o cosas así, y tengo que ir a mirar a ver qué referencia es porque ya no me sé los modelos ni las referencias de casi nada.
Antes podía recordar cientos de fichas de montaje, ríos donde se usaba la mosca, tamaños, de quién había aprendido el montaje, quién lo usaba...
Ahora igual me doy cuenta de que estoy montando con el Fly-Rite 32 en vez del 34 cuando llevo quince moscas hechas...
4) No cambias el cónico ni a tiros.
Esta es una de las señales más claras de que se ha llegado a un punto de abandono cercano al no retorno.
Y no me refiero a que vayas estirando el tiempo de uso del cónico durante la temporada todo lo posible, que empezaste en abril con un cónico de 12 pies y terminando mayo ya lo tienes en 8 o 9 a base de cambios y líos que se te han ido formando y todavía lo estiras para llegar con el mismo cóinico a octubre.
Me refiero, y conozco más de un caso, a los que empiezan en abril con el mismo cónico que acabaron el año anterior y que ¡lleva todo el invierno en el carrete!
Esto podemos tomarlo de tres maneras diferentes, y Manquiña encarnando a Pazos en Airbag ya nos mostró el camino:
a) a este ya se la suda todo. "El concepto es el concepto".
b) es un dejado de cojones. "Como te digo una cosa te digo la otra".
c) por fin ha aprendido a disfrutar del río sin andar comiéndose la cabeza con zarandajas. "Yo no objeto nada al respective porque soy liberal".
Vale que la tercera es un poco forzada, pero es mi favorita.
5) Se te sueltan peces por docenas. Lo mismo da.
Aquí voy a ponerme también en primera persona.
Hace años cada vez que se me soltaba un pez echaba unos cargamentos, en silencio, eso sí, que bajaba medio santoral o más de medio.
Luego empecé a ver mal, tener que pescar con gafas graduadas y ver la mosca lo justito, así que lo que mejor se me daba con diferencia, que era clavar al pez, pasó a ser lo que peor hago también con diferencia.
A base de fallar y fallar acabas dejando los santos allá donde estén y los cagamentos ya ni por lo bajo ni en silencio acaban sustituidos por un resignado "otra que se me va, qué le vamos a hacer...".
6) Pasas más tiempo mirando el río que pescando.
¿Alguna vez has ido a hacer un sereno de reos de esos que no se ceban nada más que los diez últimos minutos cuando está todo oscuro ya?
Yo muchas veces.
Cuando era más joven, impaciente y nervioso podía pasar las cuatro horas previas lanzando a cualquier cosa que se moviese mínimamente.
Ahora igual paso esas cuatro horas sentado en una piedra de la orilla mirando al río sin más. Y como se mueva algún pez a más de 10 metros es que ya ni me molesto en levantarme para ir a por él.
Total, si te quedas quieto mucho tiempo acaban casi cebándose a tus pies.
7) Vendes equipo que jamás pensaste que ibas a vender.
Todos tenemos por ahí alguna caña o carrete que forma parte de nuestro patrimonio. Ese CFO o Hardy Made in England, esa Winston o Thomas de dos tramos que tan buenos ratos nos dio, las líneas de seda que con tanto esmero mimamos años y años...
Y llega un día en que te quedas mirando en casa a alguna de esas piezas del equipo que llevas años sin usar y piensas: "¿Para qué coño quiero esto aquí?".
Acabas poniendo todo en venta y dedicas ese dinero a otra cosa que te llene más.
8) Echas más de menos estar con los amigos que la pesca en sí.
Si lo que más te apetece al ir al río es el momento del bocadillo, soltar cuatro salvajadas estilo Pérez Reverte cuando opina sobre algo de Historia, es decir, sin tener mucha idea de lo que dices pero dando a entender que hay mucho pelo en pecho y un par de huevos gordos, y si estás en el río a media mañana pensando en los chupitos de licor café de después de comer más que en si se ceban los peces o se dejan de cebar, son señales de que estás en ese punto.
De la pesca importan los vaciles, la comida, la bebida y las salvajadas que puedes soltar y que nunca dirías en presencia de tus hijos o tu mujer.
Lo demás no está mal, pero tampoco es lo primordial.
9) Te da una pereza tremenda todo lo que tiene que ver con ser "mejor pescador".
Si has llegado al punto en que todo te da pereza es otra señal de que ya la pesca importa lo justo.
Te apañas para el año siguiente con las cuatro moscas ruinosas que se te han quedado en la caja del año anterior, porque te da pereza ponerte al torno.
De hacer el mantenimiento de los carretes o limpiar las líneas y guardarlas en una llanta de bicicleta en espiras amplias, ni hablemos.
Llegan los catálogos con las novedades y no hay una sola cosa que se te antoje ni te llame la atención.
El puntero ese que se te rompió el penúltimo día de pesca va a quedar un tiempo sin reparar porque a saber dónde está la tarjeta de garantía de la caña. Y, total, con la Kilwell Matrix o la TLS que todavía tienes tiradas por casa te arreglas sin problema.
Casi tenías que darte un cursillo de reciclado lanzando, pero va a ser que a lo que te cobran la hora de curso mejor lo gastas en ir a comer con la mujer.
Seguro que ya lo vas pillando y no hace falta que siga por aquí, ¿Verdad?
Escuche a uno decir una vez que había que practicar los nudos en casa para luego hacerlos más rápido y mejor en el río. Espero que nos nos crucemos por el río, que si me ve repasando en Youtube, metido en medio de una tabla con el agua hasta la cintura, en qué orden exacto se daban las cuatro vueltas del Orvis knot, igual le da un patatús.
“¡No repasas los nudos en casa! ¡Ni siquiera te acuerdas de cómo se hace! ¡Hereje!”
10) Como salga el día con mal tiempo dices: "que le den por culo, que yo no voy a pasar frío".
O peor aún, puedes llegar al mismo punto en el que estoy yo, que hasta mediados o finales de mayo no meto un pie en el río ni loco.
Que los años van pasando y hace ya unos cuantos que dice la hernia que el agua fría no la tolera bien y que yo sabré lo que hago. Que si me voy a meter en el río con el agua fría ella después me tendrá un día o dos en la cama con la pata estirada y la ciática cantando una jota navarra a ver si así aprendo de una vez.
Bueno, debo decir que ya he aprendido, y hasta mayo nada.
Y quiero decir también que si cumples al menos cuatro o cinco de estos puntos, en mi humilde opinión, eres un pescador a mosca con el que de verdad merece la pena compartir charla, bocadillo o chupitos. Y hasta algunos lances si acaso nos da por pescar.