Queda muy bien todo el rollo ese de decir cosas como "soy un eterno aprendiz", "siempre estaré aprendiendo" y todo eso.
Obviamente en todos los ámbitos de la vida se puede seguir profundizando hasta el infinito, pero creo que siempre debe haber un punto en el que uno ha de decirse a sí mismo que más o menos ya domina el tema.
Por ejemplo, si lo que te va es correr maratones, una vez que completas un maratón con un tiempo más o menos digno, ya puedes decir que eres maratoniano.
Obviamente siempre podrás tener como objetivo ser Kipchoge o Kiptum, pero vamos a ser francos: ni has nacido en Kenya ni nunca vas a ser Kipchoge.
Así que por mucho más allá que se pueda llegar, es absurdo ponerse objetivos imposibles. Eso solo te va a provocar, en el caso de que lo tuyo sean los maratones, frustración, lesiones y decepción.
En el caso de la pesca con mosca podríamos pensar que resulta mucho más complejo marcar ese punto en el que uno mismo pase de considerarse aprendiz a pescador de pleno derecho, pero para mi este punto está clarísimo.
Uno se convierte en pescador a mosca y deja de ser aprendiz cuando le empieza a sudar los cojones lo que nadie piense, lo que nadie diga y empiece a seguir exclusivamente sus propias impresiones.
Me explico.
Si estás en el punto en el que todavía te empeñas en copiar todas las moscas que te gustan de las que ves por las redes sociales, a lo mejor todavía no eres un pescador a mosca de pleno derecho.
Si te dejas influenciar constantemente por lo que diga alguno de los que tienen diplomas de esos que les acreditan como guías de pesca o instructores de lanzado, aún no eres un pescador a mosca de pleno derecho.
Si cambias alguna cosa en tu forma de pescar solo porque le has oído a alguno que compite o a algún influencer de esos que ponen fotos de peces imposibles decir tal o cual cosa, y ni siquiera te planteas si eso se adapta a tu forma de pescar o si va a resultar provechoso para ti, aún no eres un pescador a mosca de pleno derecho.
Te conviertes en un pescador a mosca de pleno derecho cuando ya no te influyen las modas o las opiniones de otros pescadores a los que a lo mejor ni siquiera conoces. Es decir, cuando todo te la suda por completo.
Pasa un poco lo mismo que cuando llegas a ese momento entre los 40 y los 50 años en los que ya te da igual todo y empiezas a ser tú mismo. Mandas a tomar por culo sin ningún problema a los que consideras unos gilipollas, te vistes y llevas el pelo como un mequetrefe y no solo no te importa, sino que te gusta, prefieres quedarte en casa antes de tener que pasar por el suplicio de soportar una comida con su correspondiente sobremesa con alguno de tus cuñados imbéciles, etc.
Y lo bueno en el caso de la pesca con mosca es que no hay un número mínimo de jornadas de pesca o kilometraje en el río que sean necesarios para dar ese paso de crear tu propio camino.
No me malinterpretes, está muy bien tratar de absorber toda la información que puedas, pero el punto crítico lo marca el hecho de que leas lo que leas, escuches lo que escuches o veas lo que veas, siempre tengas ese espíritu crítico que te haga pensar: "muy bien, eso es lo que tú crees, pero no estoy para nada de acuerdo por esto, por esto y por esto". O "estoy completamente de acuerdo con eso por esto, por esto y por esto".
Pero que seas tú el que decide, con cierto conocimiento de causa, que eso tiene sentido para ti o que en tu opinión es una completa majadería.
A partir de ahí, pasas de la fase de eterno aprendiz a la de crítico constructivo, por llamarlo de alguna manera, en la que no tienes ningún problema a la hora de enfrentarte a un escenario de pesca nuevo para ti, no tienes ningún problema a la hora de empezar a probar alguna técnica nueva o no tienes ningún problema para tratar de pescar una especie u otra, si es eso lo que te interesa.
Y, además, cuando llegas a ese punto, se produce un cambio más, que es el más importante de todos. Dejas de ser ese eterno aprendiz para estar en posición de poder enseñar.
Mi única recomendación es que dejes de seguir modas y consejos solo porque sí lo antes que puedas, porque a partir de ahí irás decidiendo qué es lo que merece la pena seguir y lo que no.
Es decir, si este texto te ha parecido una soberana gilipollez o te has sentido identificado completamente, pero en cualquiera de los dos casos, desde una posición crítica y basada en tus propias ideas, eres un pescador a mosca como Dios manda.