Tuve otro blog hace muchos años, de aquellos de Blogspot de Google, en el que si no recuerdo mal escribí algunos artículos sobre la supuesta selectividad de los peces.
Creo que aquellos artículos cosecharon únicamente detractores, así que dado que la cerrazón era obvia en aquellos tiempos, me dije que mejor no seguir con el tema.
Sucede que en muchos casos todo nuestro edificio de ideas y creencias se ha cimentado sobre una serie de ocurrencias que no tienen necesariamente mucho que ver con la verdad.
Pero esto pasa constantemente. Y no solo en la pesca con mosca.
Siempre te han dicho, por ejemplo, que la democracia es un invento europeo. Claro, dado que se creó en Grecia y Grecia está en Europa. Ya sabes, Clístenes, Pericles y toda esa tropa.
Lo que no se dice tan habitualmente, quizás porque nunca fue conveniente hacerlo o quizás porque se ignora, es que Grecia, en aquella época, miraba principalmente hacia Asia y tenía bastante más que ver con Oriente Próximo que con Europa, aparte de alguna colonia suelta por el norte de África, Italia e incluso la Península Ibérica. Los romanos defensores de la Roma tradicional, como los dos Catones o Fabio Máximo, por nombrar algunos de los más célebres, consideraban cualquier influencia griega como algo pernicioso y orientalizante. Y para los griegos, incluso habiendo sido sometidos, los romanos nunca dejaron de ser bárbaros, por no decir que los consideraban básicamente unos paletos.
Incluso mucho tiempo después de inventarse la cosa esa de la democracia, cuando a Alejandro se le metió en la cabeza aquello de conquistar el mundo, para donde tiró directo fue para Asia. De Europa ni se acordó. Nada de valor había entre bosques, nieblas, barbudos varios y mujeres que a lo mejor le sacaban la cabeza.
Y eso ya sin entrar en que considerar la existencia de unas cuantas docenas de polis griegas, como la existencia de la misma Grecia, es mucho considerar. Sería como decir "España en el siglo VIII...". Una tontería.
De hecho, en Europa, no se debería hablar de los estados modernos como actualmente los conocemos hasta que se copió el modelo chino de una organización estatal jerarquizada fuerte, en la que un cuerpo de funcionarios más o menos grande se dedica a hacer que los asuntos de Estado vayan saliendo adelante y en la que para ser funcionario es necesario aprobar un examen de acceso.
En cambio, para soltar cuatro gilipolleces en un blog de pesca, o incluso plasmarlas en un libro, no hace falta ningún examen de acceso.
Cualquiera puede coger papel y boli, o dispositivo digital análogo, y ponerse a escribir sobre cualquier aspecto de la pesca con mosca como si tuviese alguna idea relevante al respecto.
Y he aquí que nos encontramos con un grupo más bien nutrido que no tuvo suficiente con interpretar el comportamiento del ser humano frente a la pesca con mosca, sino que le echaron un par de huevos morenos bien gordos, y dijeron: "ostia, tú, que lo de escribir sobre cañas, líneas o moscas está muy bien, pero lo que de verdad lo va a petar es que nos pongamos a escribir sobre cómo se comporta el pez y por qué se comporta así".
Y entre anillos de las subidas y nuevos ángulos, fueron unos cuantos extendiendo una serie de ideas que en muchos casos se dieron por buenas sin más y pasaron a formar parte del grupo de ideas vertebradoras que el común de los pescadores tiene sobre la pesca con mosca.
Así, un depredador cómo la trucha, con un cerebro del tamaño de un guisante, que lo más lógico es que solo se ocupe de comer, no ser comido y reproducirse, pasa a convertirse en una especie de superhéroe capaz de distinguir no solo entre unos insectos y otros, sino que habrá momentos en los que se alimente únicamente de las Baetis fuscatus cuya eclosión haya comenzado en los minutos impares de la hora.
Es decir, los ejemplares de ese género y especie concretos que eclosionan a las xx:01, xx:03, xx:05 y así sucesivamente, descartando las que eclosionen a las xx:00, xx:02, xx:04, etc.
Y fíjate bien lo únicas que son las truchas en esto, que no se conoce comportamiento similar en ningún otro depredador en el planeta, salvo que se trate de algún otro pez susceptible de ser pescado con mosca.
A mi me gusta el ejemplo de los leones o los cocodrilos en el Masái Mara. Es obvio que en plena migración del ñu y otros herbívoros, se van a alimentar de lo que es más abundante en ese momento. O sea, si están las cebras eclosionando, pues vamos a cebarnos de cebras, que hay por todos lados.
Ahora bien, ¿alguien cree que, como depredadores y oportunistas que son, como las truchas, desperdiciarían el bocado fácil de una cría de elefante o de un impala que se les pudiese poner a tiro?
No digo que una trucha se vaya a comer un elefante eh. A veces hay que hacer estas aclaraciones para que no venga a hacer capturas de pantalla sesgadas alguno corto de entendederas o con ellas demasiado largas pero que lo que quiere es andar jodiendo.
Es más. Si esa cría de elefante además tuviese una visible cojera, estuviese apartada de su manada o se encontrase claramente extraviada, ¿no se sabe ya desde hace muchísimo tiempo que cualquiera de esas circunstancias sería un imán para cualquier depredador?
Pues en el caso de las truchas, parece que no es así.
Las truchas son animales superinteligentes capaces de ir en contra de sus más primigenios instintos con el único objetivo de fastidiar al pescador con mosca.
Pero claro, es mucho más cómodo quedarse con este pensamiento que asumir que somos incapaces de ser más listos que un animal con el cerebro del tamaño de un guisante.
Y, además, todo ese rollo de la selectividad y demás siempre ha venido muy bien para vender moscas, hilos, libros e incluso cañas o líneas.
Lo más sorprendente llega cuando alguno de los que defendía la cosa esa de la selectividad como si fuese un dogma de fe se traslada a pescar a alguna zona remota, en este continente o en otros, donde la presión de pesca es prácticamente inexistente y se encuentra con truchas que se comen un zapato que les tire.
"No, pero es que en zonas de montaña no hay grandes eclosiones y entonces ahí comen de todo porque no pueden desperdiciar oportunidades y bla, bla, bla".
"No, pero es que en ese río de Patagonia no había pescado nadie antes que nosotros ese año porque es una finca privada y entonces están acostumbradas a comer tranquilas de todo, luego cuando empiezan a ir pescadores es cuando se empiezan a poner selectivas y bla, bla, bla".
"Es que te juro que un día pescando en tal río hasta que no puse esa mosca no saqué ningún pez y bla, bla, bla".
Claro que sí. ¿Pero en qué quedamos? ¿Es la selectividad un comportamiento intrínseco de la trucha?
Y hasta que pusiste esa mosca: ¿Cuánto tramo de río habías pescado? ¿Cuántas veces y cómo has modificado el bajo cada vez que has cambiado de mosca? ¿Cómo te has aproximado antes de hacer cada lance? ¿En qué orilla del río estabas cuando ninguna te subía y cuando han empezado a subirte? ¿Es posible que llevases un pescador al que no has visto unos doscientos metros delante y que justo te hayan empezado a subir los peces cuando él ha dejado de pescar y se ha salido del río y has llegado tú al tramo no pescado?
Son solo algunos ejemplos de variantes sobre las que no siempre tenemos el control, pero no pasa nada, siempre podremos enterrar nuestra incapacidad para engañar a un pez en esa supuesta selectividad de las superinteligentes truchas que es la tumba a la que caen derrotados y muertos demasiados pescadores.
Afortunadamente, y por eso he vuelto hoy sobre este tema, cada vez son más los pescadores que ya no tragan con todos esos cuentos.
Por un lado, porque encontrarse días de truchas comiendo en superficie sin parar cada vez se ha reducido más a unos ríos determinados y unos sitios concretos y situaciones muy puntuales.
Por otro lado, y esto es algo que sí hay que agradecer a muchos pescadores que compiten, porque cada vez es más frecuente la idea de que la mosca no importa tanto si todo lo demás no se hace más o menos bien, y que para pescar en cualquier parte del mundo con unas cuantas moscas basta.
Y por otro lado, debe ser un triángulo, porque cada vez son más los pescadores que se han decidido a probar por sí mismos y se han dejado ya de historias de ir cargando con cientos de moscas encima para por fin pasar a usar solamente los diez o doce modelos con los que de verdad pescaban.