La pesca del reo a mosca

25 de noviembre de 2021
Los reos a mosca son el sueño de cada verano de muchos pescadores.

O eran el sueño, más bien.

Cada vez hay menos reos y más pequeños. Es cierto que hay fluctuaciones anuales según los ríos. A veces vienen tres años malos en el Cares, y el siguiente año es un espectáculo.

Pero esto cada vez pasa menos.

Si tuviésemos registradas todas las capturas anuales de reos desde los 90 hasta hoy, seguramente veríamos una línea descendente, con pequeños picos en años y ríos determinados.

Estos picos solo frenan un poco la caída. No nos engañemos. Suelen hacer esto con el salmón, utilizar los gráficos para buscar un resquicio en el que poder apoyarse para defender una u otra teoría. Pero la realidad es que hace 30 años el parte de capturas a final de temporada se contaba por miles, ahora se cuenta por cientos y en unos años se contarán por decenas.

Y luego, la nada. 

Con los reos pasa un poco lo mismo, aunque sin capturas contabilizadas. 

Pero esto no va de gestión de pesca.

Vamos a intentar ver de forma sencilla como capturar un reo para aquel que nunca lo ha pescado. Incluso es posible que alguna de estas cosas te sirva si ya los has pescado más veces.

Que sí, que cada vez hay menos, pero aún estamos a tiempo de intentarlo cada año.

Aclaro antes de nada que este artículo se centra en la pesca del reo en Asturias, ya que en Galicia buscaríamos estrategias diferentes y en Cantabria, en lo que a pesca se refiere, no tengo la mínima experiencia exigible como para hablar de nada relacionado con la pesca a mosca allí.

- Reos a mosca en Asturias.

Lo primero de todo me gustaría decir que el tiempo que he invertido en pescar reos en los diferentes ríos asturianos se divide más o menos así:

Narcea: 50%
Nalón: 15%
Cares: 10%
Eo: 10%
Sella: 10%
Porcía, Esva, Piloña y otros: 5%

Y dentro del Narcea y el Nalón, que es donde más tiempo he pasado, diría que la mayor parte de mis jornadas de pesca han sido en los tramos más bajos de ambos ríos, en zonas de aguas lentas o muy lentas, casi paradas, y a mosca seca casi todo el tiempo.

No tengo absolutamente nada en contra de ninguna técnica de pesca con mosca, siempre que se le de al pez el trato que merece, pero para mi, los reos están totalmente asociados con la mosca seca.

¿He pescado reos a ninfa? ¡Pues claro! ¡Incluso a streamer!

Pero en las zonas de río que me gusta pescar la mosca seca es la técnica que me ha resultado más efectiva, seguida de la ninfa a pez visto, y luego todas las demás.

Y esto es así porque como a mi me gusta pescar reos es recechándolos, que dirían algunos. Puedo pasar varias horas en una misma tabla haciendo apenas unas pocas docenas de lances.

Seguramente sería más productivo recorrer varios kilómetros de río pescando al agua las orillas, tramos de corriente, combinando seca, streamer y ninfa, llevando tres cañas encima…

También lo he hecho, pero me gusta menos.

Ahora bien, ¿cómo enfrentarse a estos tramos bajos de los ríos de aguas casi paradas y que en algún caso llegan a los 40, 50 e incluso 60 metros de ancho?

Lo primero, con mucha paciencia.

Lo segundo, tratando de avanzar por la orilla, fuera del agua, siempre que sea posible. No os creeríais los reos que me he encontrado aposturados en la orilla en apenas un palmo de agua.

Lo tercero, conociendo muy bien el río.

A los reos muchas veces les gusta pasar horas sin apenas actividad en determinados tramos de los ríos.

Zonas calmadas de sombra suelen ser un buen sitio por el que empezar.

Y esto implica que si vamos a pescar al amanecer deberemos elegir una zona diferente que si vamos al atardecer, ya que en muchos casos el río no es fácilmente vadeable, o puede haber desembalses, o si accedemos con el coche por una orilla no tenemos acceso a la contraria.

En todo caso es un tema de planificación previa a la jornada de pesca.

Lo mismo sucede en días de viento. Conviene conocer muy bien el río para saber en qué tramos vamos a poder encontrar mejores condiciones para la pesca.

¿Y qué hago si no conozco el río?

Preguntar al que lo conozca, lo primero.

Si esto no es posible, intenta visitar la zona de pesca antes de pescarla. Si sigue sin ser posible, recurrir a sigpac o cualquier aplicación similar.

Si recorriendo las orillas no se ve ningún pez al que poder lanzar a pez visto, entra en juego la intuición o la experiencia de cada uno para leer el río y pescar al agua.

Como recomendación general, cuando se trata de pescar reos, y no estamos viendo al pez, mi primera opción siempre va a ser prospectar las orillas con una mosca seca, en zonas de poca corriente, poca profundidad y preferentemente a la sombra.

Y poner en cada lance el 100% de la atención.

No quiero ni recordar los peces que he perdido por hacer lances de chichinabo pensando que en esa postura ya no había nada que rascar o lanzar pensando en otras cosas.

Con las truchas resulta más sencillo leer el agua e ir lanzando donde suponemos que está el pez. Con los reos no funciona exactamente igual.

Esta misma temporada he perdido tres peces buenos por no estar poniendo el 100% de mi atención.

Te pongo un ejemplo: este agosto en El Desastre, en una zona en la que hay un poco de corriente que lleva la comida hacia la orilla de la carretera, vi un muy buen pez cebarse justo en la pequeña vena que se formaba en el borde entre las aguas más paradas y la zona donde la corriente empezaba a tener un poco más de tiro.

Era un lance difícil y mucho más largo de lo que a mi me gusta.

El pez repitió las cebas dos o tres veces en muy poco tiempo. Cosa rara.

En todo caso, mi interpretación fue que era un lance de una sola oportunidad.

O ponía la mosca a la primera en el sitio justo o se acabó.

Y para rematar, todos los días de agosto que he estado por el río en Asturias este año, a media tarde, hacía un viento de mil demonios, lo que justo en esa postura hacía recomendable lanzar de revés. En mi caso, con la mano derecha lanzando sobre el hombro izquierdo, a unos 15-16 metros. Es fácil de calcular, ya que eran los 11 metros de cabeza de la línea más los cinco metros del bajo.

Vista la situación, decido lanzar unos 10 metros a la derecha de donde se ha cebado. Para calcular la distancia. Lejos del pez para no ponerle en alerta.

Me quedo corto. Saco toda la cabeza de la línea del carrete. Vuelvo a probar. Ahora sí. La distancia ya está. Ahora a lanzar en la dirección correcta.

Y justo en ese momento otro reo de bastante buen tamaño sube y toma la mosca.

Clavo.

Dos saltos.

Primera carrera.

Pero como estaba pensando en el lance siguiente y no en el que había hecho en ese momento, que era de preparación y para medir la distancia, no me había molestado en recoger como debiera la línea floja, así que en cuanto el pez cambia de dirección sin darme tiempo a recoger toda la línea que tenía en el agua, adiós muy buenas.

Con la buena suerte de que en ese cambio de dirección y antes de soltarse, el pez que he clavado va directo a la postura en la que se cebaba el anterior.

Cuatro cagamentos y lance finalizado.

Y ejemplos como este podría poner varios por cada temporada de pesca.

Aunque el día insuperable lo tuve en La Defensa, pescando el sereno con un amigo.

Recién llegado de Madrid y directo al río a ultimísima hora. Cuatro peces que me suben seguidos en 25-30 minutos y a los cuatro les dejo la mosca en la boca.

Ya os imagináis al compañero de pesca: ¡Inútil! ¡Animal! ¡Clava despacio!

Yo no entendía nada. Anocheció, a cambiarse y para casa.

Al día siguiente a echar un rato por el Caudal por la mañana. Las primeras dos truchas también parto al clavar.

Y ahí ya empiezas a pensar que algo raro pasa.

Por aquel entonces dejaba un chaleco y el equipo básico de pesca en la casa de Gijón y así solo tenía que llevar conmigo el wader y las botas.

Pues el nylon que estaba usando debía estar caducado, o pasado, o lo que fuese, porque aunque a simple vista estaba bien, en cuanto había algo de tensión partía fácilmente.

Así que la atención no solo es necesaria en la acción de pesca, también para asegurarse de que todo el equipo está en perfecto estado. 

Ya sabes, revisar cada poco posibles nudos de viento, comprobar los nudos del bajo, que no se quede la línea enganchada en alguna hebilla o presilla de las botas... Esas cosas.

Anécdotas aparte, y por hacer un resumen, diría que lo más importante es saber que tramo de río ir a pescar según que día haya y la hora que sea, no dar ninguna postura por perdida y cuando estemos lanzando, estar a lo que hay que estar.

Así de sencillo.

Pescar reos no tiene nada de mágico ni misterioso. Solo práctica y conocimiento. Como cualquier otra cosa.

Total, muchas veces son unos glotones majaderos. Y otras como un madero puesto en medio del río. 


- Moscas secas para reo.

¿Por qué les llamo glotones? Porque cuando están frescos se comen un zapato que les tires.

Y cuando llevan tiempo en el río y se ponen a comer, se comen todo lo que se les pase por el morro... Menos tus moscas, claro.

Vamos a simplificar el tema de las moscas todo lo posible.

En mi experiencia podría dejarlo en que cumpla dos características básicas: que sea negra y que sea pequeña.

Luego igual clavas tres peces con un saltamontes de foam, pero esto funciona menos veces.

Una hormiga negra o un díptero negro te pueden servir para casi todas tus jornadas pescando reos.

Vista la parte sencilla, ahora vamos a complicar el tema de las moscas un poco más. Solo un poco.

Los últimos cinco o seis años he hecho todas mis salidas a pescar reos con solo tres moscas secas: hormiga negra (del 14 al 22), MP81 (del 16 al 20), U22 (del 18 al 24).

Ya no llevo capis, ni red tags, ni el 3277, ni el 580, ni el 431 ni leches en vinagre.

Si no comen alguna de las tres de arriba no van a comer ninguna otra que les eche (me refiero solo a mi, si no pesco con alguna de esas tres, mal asunto). Ya he pasado suficientes penurias cambiando veinte veces de mosca con idénticos malos resultados como para saber que, cuando no quieren, el fallo está en mi, no en la mosca.

¿Tienes que usar esas tres moscas? Para nada. Usa aquellas en las que más confíes, las que mejor te hayan funcionado a ti, y a por ellos.

Yo tengo una cajita de esas ultralight de C&F, de tamaño pequeño, y de tres caras, y es todo lo que necesito para los reos. En una cara, las hormigas. En otra cara, las MP81. Y en la otra, las U22.

Esto a lo mejor te interesa: lo que sí hago es montarlas todas ellas con dos o tres tonos de cdc para las alas.

Y esto tiene que ver con lo de más arriba de poner el 100% de tu atención. Si estás pescando sin tener ni idea de por donde va tu mosca, y no estás viendo al pez, las posibilidades de cagarla se multiplican.

Así que, en mi caso, alas de cdc gris oscuro para pescar las zonas con brillos en la superficie causados por el sol, alas en cdc khaki para uso general y alas en cdc marrón clarito para momentos de poca luz.

Tres moscas, en tres tonos de cdc para las alas y en al menos tres tamaños cada modelo.

Más sencillo no puede ser.

Pero si no te sirve o no vas seguro al río con solo tres moscas, puedes probar alguna de estas: quiropacomido, efémeras en colores carne, salmón, amarillo limón y oliva claro, tricópteros en flor de escoba o pardo corzuno oscuro con hackle ginger casi anaranjado, tricópteros canela en cdc o en avellanado de indio de León, F-fly, Shuttlecocks, Usual, Red Tag, Griffith's Gnat…

Con todas estas he sacado reos.

Y no he dejado de usarlas con los reos porque no funcionen. He dejado de usarlas porque con tres modelos de mosca en la caja pesco lo mismo que cuando llevaba doce modelos. Y, también en mi caso, más que cuando llevaba cincuenta.

Claro que cuando llevaba cincuenta no sabía nada. Y ahora sé nada + 0’0001.

- Otras moscas para reo.

Una vez finiquitado el apartado moscas secas, vamos a ver qué más podemos utilizar, y que esté probado que funciona. No solo a mi, quiero decir. Que funcionan en general.

Las ninfas las puedes ventilar con tus dos perdigones de más confianza, unas cuantas variantes de la Pheasant Tail, alguna oreja de liebre y unos cuantos quironómidos. No merece la pena complicarse mucho más.

Las más utilizo son pequeñas ninfas de faisán del 18 o 20 o quironómidos con cuerpo en quill de pavo desbarbado en anzuelos curvos del 18, 20 y 22. Todas ellas para pescar a pez visto cuando encuentro algún reo por alguna orilla o zonas de aguas someras.

Ya luego depende de los tramos de río que prefieras pescar. Para zonas de corrientes, pozos y demás ten en cuenta que hablamos de ríos grandes, con zonas profundas. A veces necesitarás mucho peso. Mucho.

Recuerdo un día en el Cares por Jaces o algún coto de esos donde va el río bastante encañonado, que a simple vista no parece que haya la profundidad que realmente hay, y donde se veía perfectamente a los reos ninfear en el fondo del río y donde fuimos incapaces de sacar ningún pez a ninfa por no llevar ninfas con suficiente peso.

Así que el error que cometimos ese día fue el de falta de planificación por nulo conocimiento del tramo a pescar.

Otra opción que he estado probando los últimos años con moderado éxito ha sido pescar a ninfa con hormigas completamente barnizadas, sin lastre pero sin nada que les haga flotar, para pescar unos centímetros justo por debajo de la superficie.

Moderado éxito significa que algún reo loco se debe haber clavado él solo y que a unos cuantos más les he visto desplazarse a por la hormiga hundida, habiendo fallado yo en el momento de clavar.

Dicho esto, las ninfas también ventiladas, así que ahora vamos a lo importante.

En los últimos cinco años no me he encontrado a nadie por ningún río de Asturias intentando pescar reos a streamer.

Casi podría decir en los últimos diez años, pero no quiero que me traicione la memoria, así que prefiero ser prudente.

El caso es que no es una modalidad muy utilizada, y nunca he entendido muy bien porqué.

Sobra decir que nunca he hecho grandes pescatas de reos a streamer, pero es que tampoco le he dedicado nunca el tiempo suficiente como para poder decir esto.

También sobra decir que la forma más efectiva que he visto de pescar reos es con piscardo o pescardu o como lo quieras llamar.

Así que… ¿Por qué no a streamer? Bueno, pues esto tiene de bueno que funciona. Y tiene de malo que exige llevar una caña específica, con una línea específica.

Sí, sí, ya sé que puedes meter un streamer pescando al hilo. O intentar apañarte con la caña de línea 4 y la línea flotante.

Bien. Para mi un woolly bugger en un anzuelo del 10 o del 12 con una bola de tungsteno de 3.0 mm es una ninfa peluda, no un streamer.

Cuando hablo de streamers hablo de bichos gordos, anzuelos del 6, del 4 e incluso del 2. A streamers de este tamaño si les metes peso no los manejas con una caña del 4 o del 5 ni de broma. 

Para pescar a streamer uso una caña muy potente de línea 6, de una serie para agua salada, que utilizo con una línea 7 de punta hundida.

Esto tiene tres cosas buenas:

1) Cubres muchos metros de río.
2) Con un terminal del 0,26 o 0,28 no se te suelta un pez.
3) Dependiendo de la zona del río, lo mismo te entra un reo, que una trucha, que un salmón que una lubina.

Si no fuera porque me obliga a llevar dos cañas, pescaría con streamer en todas mis salidas de pesca a por los reos.

Y en el tema moscas dejo para el final los bichos flotantes de foam. Los usaba más cuando pescaba con cañas de línea 5 que ahora que pesco con cañas de línea 3. Yo no creo en equipos de pesca que sirvan para todo, y una caña de 8’6’’ línea 3 es ideal para una hormiga del 20, pero poco adecuada para un saltamontes del 8.

Aún así, y pese a haber eliminado muchas moscas de mis cajas, siempre llevo en una cajita de panzuelos media docena de saltamontes y media docena de escarabajos.

Para las orillas con vegetación son una muy buena opción.

Y con la caña del 3 todavía se pueden manejar acortando un poco el bajo.

Y ahora, la locura.

¿Habéis visto alguna vez a un gallego pescar con “risco”? ¿Habéis visto como pescan los arctic char en Groenlandia? ¿Habéis visto un reo subir a por un trico del 12 o del 14 que va rayando por la superficie?

Yo lo primero lo vi hace muchos años, y lo segundo hace unos cuantos menos. Lo tercero lo veo casi cada año.

Luego até cabos. Y dije… ¡Qué coño! ¡Les voy a tirar un gurgler!

Pero esto vamos a dejarlo para un artículo específico, porque es la forma más divertida de no pescar reos al anochecer.

Otra opción que me ha dado algún muy buen pez ha sido utilizar una Deep Sparkle Pupa lanzada aguas abajo e ir recogiéndola con tirones rápidos y cortos, intercalando pausas, y dejando que la corriente la mueva. Para esto no recomendaría usar un terminal de menos del 0/18. 

Lanzar aguas abajo es una muy buena opción para los reos. También para las secas. Puedes ir controlando la deriva y soltando línea mientras ves perfectamente la mosca y controlas cualquier posible pequeño dragado, que lanzando aguas abajo es más difícil que se produzca. Eso sí, hay que controlar muy bien la cantidad de línea floja para no tener problemas al clavar, y clavar con mucha ternura.

Yo no soy nada bruto al clavar, pero aun así, cuando lanzo aguas abajo diría que el porcentaje de roturas aumenta bastante respecto a estar pescando aguas arriba. 

-Equipo para pesca del reo a mosca.

Como decía un poco más arriba, yo no creo en los equipos versátiles que sirven para todo.

Una caña de ninfa te puede salvar en un momento del apuro para pescar a seca, o puedes arreglarte pescando con tándem al hilo, y demás soluciones provisionales, pero no creo que nadie elija una caña de 10’8’’ para pescar a seca.

Sí, ya sé que una caña larga es genial para pescar de punta con mosca seca en determinado tipo de ríos, pero esto también entra en las soluciones provisionales, y creo que está lejos del estándar.

Y hablando de estándar… Últimamente parece que la medida que se ha generalizado para pescar con mosca seca es 9’6’’ y líneas ligeras del 3, 2 o incluso el 1. No entiendo muy bien esta especie de moda.

Igual soy yo el raro, pero para mi, para pescar a seca, las medidas ideales están entre los 8’ y los 8’8’’.

Las únicas ventajas que le vería a una caña de 9’6’’ respecto a estas es que quizás haga un poco más fáciles las correcciones de línea, y que en zonas donde estás vadeando profundo facilita un poco el lanzado.

Fuera de esas dos situaciones, no soy capaz de verle ninguna otra ventaja a la hora de pescar.

Sí es cierto que las cañas largas facilitan la pelea con el pez. Al menos en mi caso tardo mucho menos en llevar un pez a la sacadera con una caña de 10’ línea 2 que con una de 9’ línea 4. También es verdad que con la de 10’ línea 2 pesco mucho más cerca del pez que con la de 9’ línea 4.

Pero bueno, tampoco tiene mucho más el tema de las cañas. Las que habitualmente utilices para la trucha serán perfectas para los reos. Y ya está.

Y en cuanto al carrete, pues más de lo mismo. Eso sí, ten en cuenta que los reos una vez clavados te van a someter a constantes cambios de dirección y algún salto, así que a la hora de regular el carrete ten esto en cuenta.

Yo intento jugar con la tensión del freno y el grosor de mi terminal intentando dar con la mejor fórmula para que estos cambios de dirección, que provocan pérdida o aumento de tensión en la línea, sean absorbidos correctamente y que, a la vez, no me parta el terminal.

Aun así, lo normal pescando reos, es perder muchos peces.

En lo que respecta al bajo de línea, durante muchos años me pasaba como con las moscas, pecaba por exceso.

He llegado a tener montados bajos de 8-9 metros terminados en 2 metros del 0/10. Y pescaba con ellos, claro.

Ahora uso bajos de entre 450 y 600 cm y pesco lo mismo que antes.

La única consideración que tendría en cuenta es que generalmente, en estos ríos de gran tamaño, a simple vista pueden no dar la sensación de tener el tiro de corriente que realmente tienen. Y a veces resulta difícil interpretar las distintas venas de la corriente, las microcorrientes y todas estas cosas, así que en caso de cometer algún pecado con el bajo, mejor pecar por exceso que por defecto.

Mi bajo básico para ir al Narcea, por ejemplo, es un cónico de 12 o 14 pies, terminado en el 4x, al que hago una microlazada y ahí añado un tramo del 0/15 y luego un terminal largo del 0/12 o 0/11 o si no un tramo del 0/15, seguido de otro del 0/12 y luego un terminal largo del 0/10.

Y con terminal largo me refiero a unos 150 cm como mínimo.

Para el terminal ya he hablado un poco de los grosores, así que ya para terminar diré solamente que en los últimos 20 años he usado unas cuatro o cinco marcas de nylon y fluorocarbonos y con todas ellas he pescado sin problema: Grandmax Ayu, Grandmax FX, Frog Hair y Trouthunter.

Frog Hair hace años que no compro, pero los otros tres los sigo usando indistintamente sin mayor problema. 

- En conclusión.

Cuando me refiero a aguas lentas, estas son el tipo de aguas que me gusta pescar:





En este tipo de aguas no se pueden cometer demasiados errores. Ni al presentar la mosca, ni al moverse por el río, pero sobre todo, requieren mucha atención constante.

Personalmente acabo mucho más cansado si pesco aquí tres o cuatro horas que si paso el día entero por un río de montaña.

Tener que dar cada paso con cuidado máximo, tener que prestar el 100% de atención en cada lance, pasar horas con el agua a unos cm. al límite de entrar en el vadeador y estar pendiente de desembalses, en el caso del Narcea, me resulta a partes iguales agotador y adictivo.

Solo espero que las mentes no-pensantes que se encargan de la gestión de la pesca en Asturias no contribuyan a finiquitar lo que ya nos estamos cargando entre todos con la contaminación, las centrales, la pesca extractiva, etc. etc. etc.

Pues eso, que os animéis y que os vayáis unos días a Asturias, aunque sea por probar una vez.

Y comed pote o fabada, no desgracias de esas modernas que quieren colocarnos en algunos sitios...

31 de diciembre de 2024
Este es el último artículo del año. Lo estoy escribiendo sin saber si habré podido cumplir con el reto de publicar un artículo al día durante cada día de 2024, pero haya conseguido cumplir el reto o no, este será el último. Y lo voy a aprovechar para insistir una vez más en que hay mucha gente que se ofende con demasiada facilidad, y eso se debe fundamentalmente a que no tienen ninguna capacidad de reírse de sí mismos, y yo esto siempre lo he considerado como una de las mejores virtudes que puede tener un ser humano. De hecho, me he ido dando cuenta a lo largo de mi vida de que los que han sido mis amigos de verdad, mi pareja y otras personas importantes, si por algo destacan, es por poseer una capacidad extrema de reírse de sí mismos. Y a lo largo de todos estos artículos, me he intentado reír de todas aquellas cosas que yo he ido haciendo a lo largo de mi vida como pescador. Por ejemplo, me he reído muchísimo del tema de la práctica del lanzado. Cuando tenía 18 o 19 años conocí a Alejandro Viñuales y tuve un relación cercana con él durante varios años. Luego la vida nos lleva por diferentes caminos y a diferentes lugares y el tiempo y la distancia cumplen su papel sin que en realidad haya habido nunca ningún problema entre nosotros. Seguro que hay personas con las que te ha sucedido eso. A mí en esto de la pesca me ha pasado con muchísimas personas. Yo sigo teniendo un respeto extremo por Alejandro cómo auténtico Leonardo da Vinci de la pesca con mosca. Sé que muchos juzgan a otros pescadores por su capacidad para sacar peces. Mira, para sacar muchos peces lo único que hay que hacer es ir mucho de pesca. Vete a pescar todos los días del año durante diez años y serás capaz de sacar muchos peces en cualquier lugar, circunstancia y ocasión. Eso está al alcance de cualquiera. Llegar a saber todo lo que sabe de pesca Alejandro, y yo hablo de lo que él ya sabía de pesca hace veinticinco años, está al alcance de muy pocas personas. Es el trabajo de toda una vida, y casi nadie está dispuesto a hacer semejante inversión en tiempo, estudio, razonamiento, práctica y demás. Y, por si fuera poco, es también de los que sabe reírse de sí mismo, ya que recuerdo perfectamente las carcajadas leyendo al Marqués de Hormigalada, que a menudo le lanzaba alguna que otra puya, o el cachondeo viendo a uno en un Youtube prehistórico presumir de que había inventado el Tongariro Roll Cast, que por otra parte es un lance inútil dado que se puede conseguir lo mismo complicándose la vida muchísimo menos. El caso es que además de aprender una cantidad de cosas relacionadas con la pesca con mosca gracias a Alejandro, me contagió su pasión por el lanzado y durante varios años yo también fui un pescador de amapolas, o margaritas, como tú prefieras, que se pasó varios inviernos practicando en un prado. Debo confesar que todo eso no me sirvió de nada a la larga, porque si algo exige la disciplina del lanzado es constancia. Constancia que yo solamente mantuve cuando vivía en el pueblo y tenía un prado delante de casa en el que poder practicar totalmente alejado de cualquier mirada curiosa o de cualquier comentario impertinente. En cuanto volví a la ciudad y había que practicar en medio de paseantes, perros y miradas curiosas, no volví más. Pero como sé lo que es practicar en seco, considero que puedo reírme de mí mismo porque llegué a pensar que el lanzado era la clave de todo, y no lo es. He sido mucho mejor pescador en épocas en las que no practicaba el lanzado que cuando lo practicaba. Si a día de hoy conservase la vista que tenía cuando tenía veinte años, sería un pescador mil veces mejor que lo que era cuando practicaba lanzado todo el invierno e iba de pesca, aunque fuese un par de horas, casi todos los días de la primavera y el verano. Aparte del lanzado, a lo largo de todos estos escritos no he dudado en hacer bromas y chanzas de todo tipo sobre aquellos que creen que la mosca es la clave de todo, sobre la dichosa Gutermannía y sobre todo lo relacionado con el montaje en general, que puedes ver mismamente en artículos como Momentos de pánico en la mesa de montaje o El montador concienzudo. Lo aclaro porque algún listo me escribió en su día para ver cuando hacía bromas con el montaje. Pues mira, he dedicado dos artículos enteros a hacer coñas con el montaje de pesca, aparte de comentarios sueltos, y no recuerdo haber escrito un artículo específico para reírnos de los gurús del lanzado. Tener buenas moscas es muy importante para pescar, pero hay muchísimas más buenas moscas de lo que muchos piensan y, desde luego, no vas a dejar de pescar por no tener el 273, el 431, el 404 o el que sea. También me he reído de la figura del guía de pesca, haciendo un artículo en el que me caricaturizaba a mi mismo cuando me tocó acompañar a un amigo en un tramo del que yo conozco cada piedra y que él nunca había pescado. Aparte de eso, debo decir que cuando no había un solo guía de pesca en Asturias, del modo en el que conocemos actualmente ese término, porque gancheros sí que había unos cuantos, me tocó guiar en el Sella y el Narcea a pescadores de Estados Unidos, Inglaterra, Irlanda, Alemania y algunos países más, así que antes de hacerlo tuve que darme de alta en foros americanos y preguntar once mil cosas hasta hacerme a la idea de qué es lo que se consideraba allí un buen guía, para tratar de dar el mejor servicio posible. Y estamos hablando nuevamente de hace casi 25 años. Me he reído de los que agujerean el Vivarelli para que pese dos o tres gramos menos porque, aunque yo no tenga el Vivarelli y de hecho lo aborrezca, he llegado a comprar cinco silbatos diferentes para llevar en mi chest-pack el que menos pesaba de todos, igual que como frontal para el sereno utilizo el Petzl Bindi porque era el más ligero del mercado en la época en la que lo compré o porque como sacadera utilizo las de Hanak que pesan ciento y pocos gramos, en lugar de los trescientos o cuatrocientos gramos que pesa una cualquier otra sacadera. No hay nadie con mayor obsesión por ir al río ligero y minimalista que yo. Y no es de ahora. Tengo una foto en el Narcea en el año 2004 pescando solamente con una riñonera de dos litros de capacidad en la que llevaba una cajita de moscas muy pequeña, un bajo de repuesto, tres o cuatro bobinas de hilo, el flotabilizador, los fórceps, la linterna y poca cosa más. En cambio, hay una cosa de la que no me he reído nunca en este blog, y esa es la competición. Porque yo nunca he competido, de modo que ahí no podría estar riéndome de mí mismo, así que si no me puedo reír de mi mismo, procuro no reírme de los demás. Pensé alguna vez en apuntarme a alguno de esos Open solo para tener ya la excusa de que al menos una vez he competido y así poder hacer comedia también con la competición, que daría para muchas risas. Luego vi que te cobran 150 o 200 euros por apuntarte y ahí entendí que las risas quedan solo para los organizadores que se llevan la pasta. Pero es que incluso aunque lo hubiese hecho, lo de reírme de la competición, digo, nunca dejarían de espantarme todos esos señores de ceño fruncido, moral intachable y ofensa fácil que saltan a las primeras de cambio tomándoselo todo como si uno que escribe en una web hubiese escrito lo que ha escrito inspirándose directamente en ellos. No sería capaz de decir si son más bobos o más egocéntricos. De verdad, que envidia siento por no tener esa capacidad de tomárselo todo como si el mundo girase únicamente alrededor suyo. Me han dicho más de una vez: "la pesca con mosca es la cosa más importante de las cosas que no son importantes". Y yo esto lo llevo a rajatabla. Y es el motivo por el que no tolero en absoluto a todos esos señores de ceño fruncido de los que hablaba un poco más arriba. Algunos se consideran influencers porque tienen unos pocos miles de seguidores en las redes sociales, otros se consideran unos fenómenos porque tienen cuatro o cinco medallitas que ponerse en el pecho, otros se creen lo más porque tienen una especie de club privado en el que entre ellos mismos se dan títulos de instructores de lanzado, otros se han creído alguien porque consideraron que estaban en posición de ponerse a sí mismos por encima de los demás siendo jurados en algún concurso de montaje de moscas o en una absurda entrega de premios, otros creen que solo ellos pescan porque tienen los hilos que nadie más tiene... En fin, lo que todos conocemos. Pero de lo que no se dan cuenta es de que más allá de la familia y de sus amigos, en realidad no le importan a nadie. Si su cuenta en redes sociales fuese borrada, en unas pocas semanas ya nadie se acordaría de ellos. Si cualquier problema de salud o lo que fuese les alejase del mundo de la pesca, más de lo mismo. Hay que saber reírse de uno mismo y hay que ser consciente de que en este mundo de mierda que va a toda mecha y en el que muere gente que vale menos que la bala que los mata, si hay algo que son fuegos de artificio y un sendero inútil hacia ninguna fama y ninguna gloria, ese es el mundo de internet en general, y de las redes sociales en particular. Este es el último artículo que publico en la web y mi idea ahora es tomarme un descanso absoluto de todo lo virtual, así que más allá de mi familia y mis amigos, lo más seguro es que en unas cuantas semanas a nadie le importará ya lo que yo esté haciendo. Y está bien que sea así. Así es como tiene que ser.
30 de diciembre de 2024
Ahora nada. Queda un artículo por publicar, el de mañana, día 31 de diciembre, y como vengo diciendo todo el año, yo el día 31 de diciembre caduco. En principio no voy a eliminar la página web. Lo digo porque me han preguntado muchas veces por el tema de guardar algún artículo en Word o cosas de esas. No hace falta. Y si en algún momento fuese a hacerlo, yo mismo me encargaría de montar en PDF los 365 artículos de este año más los que estaban publicados anteriormente, que hacen un total de 450 o así, y dejarlo unos meses colgado para que todo el que quiera lo pueda descargar gratuitamente. Pero ya digo que por ahora eso no forma parte del plan. Mientras la empresa que me proporciona el alojamiento web y todo lo demás no me suba excesivamente el precio, la web se quedará ahí. Podría decir que tengo un montón de ideas para 2025, que las tengo, y que voy a hacer esto y lo otro y no sé qué más, pero la verdad es que a día de hoy no tengo pensado hacer nada más relacionado con la pesca con mosca. La pesca con mosca en sí misma no es ahora mismo una de mis prioridades. Mi prioridad en la pesca para los próximos años será recuperar dos cosas que tengo estos últimos años algo abandonadas. La primera de ella es la pesca en agua salada, principalmente el rockfishing y el ajing que son las dos modalidades que más me gustan, y en agua dulce quiero también recuperar el tipo de pesca que me hizo pescador, que no tiene tanto que ver con la modalidad o la técnica en sí misma, sino con los escenarios. Lo que más me apetece es volver a pescar ríos pequeños de media y alta montaña y pescarlos tanto a mosca, con cañas de 7' o 7'6" para líneas 2 o 3, como con equipos de lance ultraligero, cañas de 4'8" a 6'0" con acciones de entre 0.5 y 5.0 gramos más o menos y pequeños minnows, vinilos y cucharillas del 00, 0 o 1. De hecho uno de los planes que tenía en la cabeza era dedicar todo mi empeño a poner de moda este tipo de pesca en ese tipo de escenarios, porque pocas cosas hay más divertidas que tener clavada una trucha de 30 centímetros con una caña de 7' línea 2 o de 5'2' y acción 0.5 a 3.5 gramos. Pero esto de momento queda pospuesto porque en 2025 creo que me voy a dedicar únicamente a pescar. Lo que no voy a abandonar es el montaje de moscas, claro, ya que pienso seguir haciendo colecciones para quien quiera cambiarme algún material de pesca con mosca por moscas hechas por mí o seguir cogiendo algún pedido de vez en cuando, siempre que tenga tiempo para atenderlos. También quería grabar un vídeo del montaje de una mosca cada semana para publicarlo en YouTube, pero esto ya sin ningún compromiso ni obligación. Cuando me vaya apeteciendo lo iré haciendo y si alguna semana no tengo tiempo o ganas lo dejaré para la siguiente o para cuando sea. Y el tercero de los planes es el más complejo, el que más me gustaría llevar a cabo y el que quizás no sea capaz de hacer en todo 2025 ni aunque le dedique una hora al día. Sería tiempo más que suficiente si le dedico una hora al día, eso en el caso de que dominase el campo sobre el que voy a trabajar, pero como mis conocimientos en programación con Python y SQL son limitados, incluso dedicando todo ese montón de horas no estoy seguro de que fuese tiempo suficiente. Pero bueno, lo cuento ya, que así a lo mejor aparece alguien que sepa más que yo y que le apetezca colaborar. Eso sí, como dice un youtuber argentino al que sigo, "aquí plata no hay". No me faltaba otra cosa que trabajar yo por amor al arte y luego tener que pagar a otros. Eso no entra en ninguno de mis planes. Lo que me gustaría hacer es lo siguiente: como he dicho un millón de veces, el único conocimiento valioso que poseo en relación con la pesca a mosca es la inmensa cantidad de información que he ido acumulando durante décadas respecto a las moscas que funcionan en diferentes ríos, zonas, países, etc. Con toda esa información me gustaría crear una base de datos interactiva en la que cualquier pescador pudiese meter el nombre de un río y automáticamente pudiera obtener una recomendación con los tres modelos de moscas secas y los tres modelos de ninfas que debería utilizar allí, su ficha de montaje detallada y la mejor manera de utilizarla, según la época del año. Me gustaría añadir esta funcionalidad a mi propia web, pero no sé si sería más sencillo hacerlo como una aplicación para el móvil o como un programa que cada uno pudiese utilizar en su ordenador. Hasta el momento solo estoy "pasando a limpio" una ingente cantidad de apuntes que tengo en Excel, en libretas escritas a mano o en conversaciones privadas a través de WhatsApp. Porque en principio, en esta base de datos interactiva, estarían únicamente moscas que más o menos conoce todo el mundo. O mejor dicho, no estarían moscas que son secretas y que yo conozco únicamente porque el inventor del patrón me pide que se la haga. Cualquier mosca que conozcan ya quince o veinte pescadores podría estar, aparte de las que conoce todo el mundo, pero no estarían en ningún caso las moscas que conocemos dos o tres. Básicamente porque esas moscas que conocemos dos o tres son inventos de otros que solo daría a conocer con permiso específico de su creador. Así que nada, son ideas que tengo para 2025 y que espero ir poco a poco poniendo en marcha, si bien lo primero que quiero ahora mismo es descansar. Escribir artículos para el blog o hacer moscas no me causan ningún tipo de cansancio, pero tener que estar pendiente de las Redes Sociales, responder mensajes, atender a WhatsApp y demás, me agota. Dejé de responder Correos electrónicos hace como dos años y no descarto a medio plazo dejar de responder todo tipo de mensaje a través de cualquier medio que me llegue. No tiene que ver con la pesca, estoy realmente cansado de la inmediatez que generan determinadas aplicaciones. A día de hoy prácticamente ya solo lo utilizo para hablar con mis padres o mi mujer, y lo menos que sea posible. Estas aplicaciones deberían hacernos la vida más fácil, pero al final nos roban un montón de tiempo que no vamos a poder recuperar. Y como en 2025 la idea, aparte de la pesca, es recuperar al menos una o dos horas de práctica diaria con la guitarra, que la tengo completamente abandonada, no descarto que esa hora diaria salga de lo que dedicaba a WhatsApp. En fin, ya iremos viendo. De momento toca descansar, hacer algunas moscas para disfrutar del torno y no porque tenga obligación de hacerlas para entregarlas en un plazo determinado y luego ya se verá. Muchas gracias a todos los que os habéis pasado de vez en cuando por aquí a lo largo de este año. Como ya nos despedimos en la entrada de ayer, dejamos ya únicamente para el último día alguna pequeña explicación adicional y poca cosa más.
29 de diciembre de 2024
Va llegando ya el momento de despedirse e ir poniendo fin a todo esto. No lo pensaba cuando me metí en el lío este de publicar un artículo al día, pero la verdad que allá por septiembre ya estaba mentalmente agotado. No por escribir los artículos e ir programando las publicaciones en la web, eso creo que podría seguir haciéndolo sin problema cada año. Suponiendo que me quedase algo que contar, claro. Acabé agotado mentalmente con lo mismo que me pasa siempre. He tenido épocas de más actividad en las redes sociales y otras de pasar meses y meses completamente agotado. Y así como hacer publicaciones o responder comentarios no me causa demasiado cansancio, la cantidad de mensajes que recibo sí que me acaban generando un agotamiento mental extremo. Que nadie malinterprete esto, por favor. Agradezco cada mensaje. Tanto los que me escriben para hacerme alguna consulta, como los que me felicitan por el blog o me agradecen alguna buena jornada de pesca gracias a mis moscas. Pero para poder responder debidamente todos los mensajes tendría que dedicar todo el día únicamente a eso. Ha habido fines de semana de recibir mensajes de más de cincuenta personas, más los diez o veinte diarios de los días entre semana. Es imposible poder responder a todos debidamente. Ya digo que tendría que dedicar todo el día únicamente a eso. Así que lo primero que viene es la disculpa para todos aquellos a los que no he podido responder como me habría gustado o responder siquiera. Es cierto también que he estado dos meses sin poder acceder a mi página por un problema que ya conté en otro artículo, y cuando por fin recuperé el acceso tenía casi 300 mensajes sin responder. No he vuelto a abrir la página de Facebook de Spanish Flies desde ese día y creo que van a pasar meses antes de que vuelva a abrirla. No sé si algún día me pondré a ir respondiendo todo lo pendiente empezando por un "discúlpame por no haber respondido antes, y a partir de ahora ya no responderé mensajes nunca más..." o algo así. Si lo hago no será a corto plazo. Pero es verdad que no me gustaría dejar ahí todos esos mensajes sin responder. Y lo mismo con las cuentas de correo electrónico asociadas a esta web, que llevo sin mirar el buzón de entrada unos dos años. Así que mis disculpas a todos a los que no he podido responder como se habrían merecido. Y ya solo nos queda pendiente la despedida. Queda algún artículo todavía por publicar, ya que este no es el último. Si no me salto mi propio planning este debería ser el antepenúltimo, pero tampoco es seguro. Así que nada, simplemente decir que si alguno de los artículos publicados te ha servido de ayuda en modo alguno, el esfuerzo ha merecido la pena. Y si no te ha servido de ayuda pero ha servido para entretenerte un rato de vez en cuando, pues ha merecido la pena también. Muchas gracias a todos por vuestro apoyo, vuestro seguimiento y vuestra compañía. Salud!!
28 de diciembre de 2024
Esto tengo que contarlo porque ya es lo ultimo que me faltaba por oír. Cuando crees que ya has vivido suficiente como para tener cubierta tu cuota de cosas raras en lo que a la pesca con mosca se refiere, pues resulta que la capacidad para sorprenderse es infinita, porque siempre aparece alguna cosa todavía más rara que todas las anteriores. El tema es el siguiente: tengo un amigo de esos de toda la vida, de los que iban contigo a clase en el colegio, que hace ya bastante años que se cansó de la vida y se dedicó a recorrer el mundo trabajando un mes en un lado, gastándose lo que había ganado, volviendo a trabajar otro mes y medio, volver a recorrer dos o tres países... Y así lleva bastantes años por Asia y Sudamérica principalmente, que son las áreas en las que más tiempo puede estar sin trabajar cada a vez que junta un poco de dinero. Por supuesto nada de lujos. Todas las posesiones en la mochila y muchas veces para el cambio de continente empleado como tripulación con algún marino mercante. Así en lugar de pagar para viajar, gana dinero por estar viajando. El tema es que ahora le ha llegado el amor y lleva tiempo en una misma ubicación a orillas del Índico, y le ha dado por retomar el tema de la pesca con mosca, que lo tenía abandonado hace mil años. Es cierto que nunca fue su principal afición, ya que yo tiraba de él para el río y él tiraba de mi para el monte. Pero los rudimentos básicos sí llegó a controlarlos. O sea, lanzar lo justo y saber lo justo para ir sacando unas cuantas truchas. El caso es que siempre le han gustado mucho los retos, como subir el Aconcagua, algún 7000 del Karakorum y docenas de trekkings de cientos de kilómetros por todo el mundo, y ahora se le ha metido en la cabeza un reto de pesca. Primero copio y pego el mensaje que me envió, y luego comentamos. La transcripción de WhatsApp: "Oye, tío, qué tal todo? La caña que me recomendaste me va guay, me vale para casi todo lo que hay por aquí tanto en ríos como en mar, pero el carrete va de culo. Tengo que comprarme uno mejor porque lo he metido en el mar y se ha quedado hecho mierda. Hay por aquí unos peces que llaman pez arquero. No sé si los conoces... Lanzan un chorro de agua con la boca para derivar insectos que luego se comen. Tienes que hacerme unas moscas para ellos, porque quiero ser el primero que saque un pez de esos a mosca. Que yo sepa no los ha pescado nadie a mosca, que lo he estado mirando... Bueno, eso. Mira a ver qué moscas me puedes hacer pa ellos y me dices". Antes de contestar fui directamente a Google a buscar lo del pez arquero porque pensé que me estaba vacilando. Resulta que hay vídeos y todo del dichoso pez lanzando un chorro, como si fuese un camaleón con la lengua, y echando abajo todo bicho viviente que le pase por encima y sea comestible. Y, no te lo pierdas, que esto es lo mejor de todo: calculan la cantidad de agua y la fuerza con la que lanzan el chorro según el tamaño del bicho que quieran derribar. Ya sé que parece todo una broma. Yo pensaba lo mismo hasta que me he puesto a ver si existían esos peces o no y si se comportaban así, y resulta que existen. Y que cazan a sus presas así. Con dos cojones. Pero es que no es sólo eso. Es que por lo visto calculan el ángulo correcto teniendo en cuenta la refracción del agua para hacer blanco con cada chorro que lanzan. Así que aquí estoy informándome de qué tipo de animalejos se comen estos peces en la isla donde ha encontrado el amor este amigo, porque como me caliente la cabeza un poco más me voy para allá con las moscas para ser yo el primero en pescar a mosca uno de esos peces, y que se joda y no sea él. Lo que todavía no me ha dicho es si tiene pensado posar el saltamontes que le haga directamente sobre el agua, o posarlo sobre alguna hoja para que se lo derriben con el chorro y luego clavarlo cuando se lo vaya a comer. Si de lo que se trata es de posar la imitación sobre alguna hoja y que luego el pez lo derribe con el chorrito ese que lanza, al final tendremos que pagar algún curso con algún instructor de lanzado hasta que seamos capaces de posar la mosca con absoluta precisión sobre una hoja de cuatro centímetros cuadrados. Me imagino que en el coste del curso irá también la necesaria lección de Física para que nosotros sepamos calcular cuanto debe pesar la imitación para que la hojita seleccionada soporte su peso el tiempo suficiente como para que el pez la localice y la derribe. Ya sabes que a partir del 1 de enero de 2025 el blog muere. Pero si finalmente nos liamos y nos vamos a intentar pescar estos peces, me comprometo a redactar un artículo en el momento que eso pase aunque a día de hoy no tenga ya previsto volver a publicar nada nunca más.
27 de diciembre de 2024
Cuando voy a pescar a un sitio nuevo prefiero ir para allá sin ninguna referencia. Si voy con mucha información previa en realidad es como si me quedase sin toda la parte de descubrimiento, que en muchos casos es una de las cosas más emocionantes. También es cierto que a día de hoy para encontrar un río del que no tenga referencias me supone un desafío grande, porque al final, a base de hacer moscas para muchos pescadores pues ya sé lo que me piden los que pescan en un sitio o en otro, y al final alguna referencia siempre tengo. Pero esto es ahora. Hace unos años no era así. Y hace muchos años no tenía ni puta idea. Como todos. El caso es que la primera vez que fui al Miño estaba en la época en la que no tenía ni puta idea, pero por suerte fui invitado por un pescador local que me iba a llevar de la mano, como a los niños pequeños. Tú mira como será la cosa y el tiempo que hace, que quedamos a las diez de la mañana en el aparcamiento del Continente. ¡El Continente! Me imagino que a todos los que tenéis menos de cuarenta años no os suena de nada, pero había de aquella centros comerciales con nombres tan atractivos como Pryca, Galerías Preciados o Continente. Pues en el aparcamiento del Continente quedamos, porque así, dejaba allí mi coche y al río nos íbamos en el de él y yo a la vuelta aprovecharía para comprar cosas que necesitaba para ir al festival de Ortigueira, que sería un par de semanas después, y quería una tienda mala para llevar allí no me fuesen a joder la buena que tenía para ir al monte. Me pasa que cuando voy conduciendo yo, aunque pase después cierto tiempo, puedo recordar los itinerarios, desvíos, accesos hasta el río y todo eso, aunque haya pasado muy pocas veces. Pero cuando me llevan de copiloto no me acuerdo nunca de nada. Y eso que a veces intento fijarme. En este caso no tengo ni idea de por dónde accedimos, pero sí recuerdo que me llevó a un sitio que a dos metros de la orilla ya nos llegaba el agua casi al borde del vadeador. Y qué decir del ancho del río... Para mí que venía de pescar ríos de dos o tres metros de ancho, aquello era inabarcable. Por suerte no tuve que pensar demasiado en eso de leer el agua e ir viendo donde posar la mosca en aquella inmensidad de agua porque de vez en cuando algún pez se iba cebando, y como ya me había dado mi anfitrión la mosca que tenía que usar, pues no me tuve que calentar demasiado la cabeza para ir consiguiendo que alguna de esas truchas me fuese subiendo a la mosca. Otra cosa era sacarlas... Para alguien acostumbrado a pescar casi siempre peces de menos de 25 centímetros en ríos diminutos, con cañas para línea 2 o 3, terminales del 0.12 o 0.14 que eran más que de sobra y todo lo que conlleva ese tipo de pesca, tener de repente al otro lado de la línea un pez de 45-50 centímetros tirando como un burro era algo completamente fuera de mi alcance en aquel momento. Así que entre las que partieron y las que se soltaron, de las de ese tamaño saqué solo una, y luego otras cuantas de alrededor de 30 centímetros y algunas más pequeñas. Como jornada de pesca, en lo personal, fue regulera, pero como experiencia importante en mi vida piscatoria fue de las más relevantes, porque esa jornada en el Miño fue uno de los días que me hizo empezar a ver los grandes ríos de otra manera y fue una de las semillitas para que los años siguientes, durante más de una década, fuese casi exclusivamente pescador de ríos grandes y muy grandes. Cuanto más anchos mejor. Y cuanto más grandes fuesen los peces que allí hubiese, mejor todavía. Al final la vida va siendo fases que se van sucediendo y lo importante es tomarlas como vayan viniendo. Hacer lo que te pida el cuerpo, vaya. Y como en nuestra vida laboral, familiar o social muchas veces no podemos hacer esto porque estamos sujetos por diferentes obligaciones, no está de más disponer de la pesca como un refugio en el que poder hacer lo que nos venga en gana cada vez.
25 de diciembre de 2024
Creo que he repetido hasta la saciedad que para mí el Barón Rojo es la MP81, el montaje original de Petitjean, que era como llamábamos a aquella mosca, y todas las degeneraciones de la misma que vinieron después no las acabo de asociar con ese apodo. Ahora bien, aunque no usase lo de "Barón Rojo" para referirme a ellas, yo también tengo en mi historial unas cuantas de esas degeneraciones y engendros varios. Una de esas versiones la tendré asociada para siempre al río Nalón. Cogimos un día el coto de Laviana y aparcamos en la parte de abajo para pescar desde el límite inferior. En cotos o tramos de río en los que he pescado muchas veces siempre me gustaba empezar en un sitio en el que sabía que las probabilidades de capturar un pez en los primeros lances eran altas. Y en el coto de Laviana había justo en el límite inferior unas corrientes pegadas a un muro en la margen derecha con dos o tres palmos de profundidad en las que casi siempre subía alguna trucha. Así ya empezabas el día con buen pie. El caso es que para ese día había preparado una docena de esos engendros de los que hablaba al principio que estaba hecho con colas en V con pardo de León, cuerpo en dubbing granate de Fly-Rite y alas en pata de liebre ártica en spent en color crema natural. En anzuelo del 14. Le di una al compañero de pesca y yo puse otra. Para probarlas los dos. Esto fue en 2005, y siempre que he vuelto a hablar con el compañero de pesca con el que compartí aquella jornada se acuerda de aquella mosca. No hablo con él tanto como debería porque fue otro de esos españoles que terminó emigrando al extranjero y al final la distancia siempre acaba haciendo que la comunicación se vaya dilatando en el tiempo. Al principio hablas una vez al mes, luego una por trimestre, luego dos o tres veces al año y al final llega un punto en el que ya no recuerdas cuando fue la última vez que hablasteis. Y no se acuerda de la mosca únicamente porque nos diese muchos peces, que nos los dio, sino porque pescamos los dos todo el día con la misma mosca. No quiero decir con el mismo modelo, sino con la misma mosca. Que a pesar de haber capturado docenas de truchas y estar ya medio destruida, seguía pescando y seguía flotando igual que al principio. Yo también me he acordado mucho de ese día. No por la mosca ni por las capturas, sino porque durante muchos años, cada vez que usaba una mosca con pata de liebre ártica, y no flotaba como a mí me gustaría, me acuerdo de aquellas patas de liebre ártica que podías usar durante horas sin necesidad de echarles flotabilizador ni nada y seguían flotando y flotando y pescando y pescando sin el más mínimo problema. Seguramente si a cada uno de nosotros nos diesen la opción de poder traer del pasado algún material de pesca y tener un suministro inagotable de ese material para el resto de nuestra vida habría quien se pediría veinte cajas de alguna tintada de Gütermann, otros se pedirían cincuenta unidades de la Robinson C, otros pedirían doce unidades de la Sage SPL de 8'3" línea 3 o lo que a cada uno le parezca. Yo me pediría sin ninguna duda veinte o treinta pares de patas de liebre ártica como las de aquella primera remesa que utilicé. Habré gastado desde entonces unos cien pares de patas de liebre ártica y nunca jamás he vuelto a tener ningunas que floten como flotaban aquellas. También me gustaría que el coto de Laviana volviese a ser lo que fue. Que a lo mejor lo es, porque desde que me mudé a Madrid nunca más lo volví a pescar y no tengo la menor idea de cómo estará ahora mismo, aunque la última vez que me hablaron de él la cosa estaba para echarse a llorar. El caso es que lo de volver atrás en el tiempo o traer de vuelta cosas que ya no están creo que está un poco fuera de nuestro alcance. Y aunque la nostalgia está genial para cuando uno está solo en su casa rememorando otros tiempos, todavía nos quedan sitios y materiales con los que poder disfrutar. Yo este año, con esta historia de publicar un artículo en la web cada día del año, he sacrificado muchas salidas de pesca por estar pendiente de otras cosas, y esas jornadas de pesca ya no las voy a recuperar y han sido muchos días perdidos en los que podría haber estado creando nuevos recuerdos en el río o en el mar. Y lo que más claro me ha quedado después de todo esto, es que a partir del año que viene y hasta que me muera, o que físicamente ya no pueda, no volveré a sacrificar salidas de pesca ni por hacer moscas, ni por escribir artículos, no por nada que no sea la familia o la salud.
24 de diciembre de 2024
Pino del Río era otro de esos escenarios de pesca que, como ya he comentado, los que somos de determinada generación lo teníamos en un pedestal junto a otros escenarios famosos allá por el cambio de siglo. No me voy a tirar el rollo. Yo fui a pescarlo cuando ya no iba casi nadie porque sus mejores años, supuestamente, habían pasado. No me quiero imaginar como debía ser en sus mejores años, porque yo supuestamente fui cuando ya no estaba en su mejor momento y la verdad es que allí no sé cómo habría que hacer para que entrase una trucha más. Como solamente he ido una vez de este día me acuerdo bien, y no se me mezclan unas jornadas con otras como me pasa en otros sitios. Era a primeros de septiembre el día que me dejé caer por allí. Tuve suerte y salió un día de esos buenos con el cielo nublado, nada de viento, ni frío ni calor... O sea, que si me iba mal sería por mi propia incapacidad y no podría echarle la culpa a nada, porque al llegar ya vi que el río bajaba perfecto. Igual si estuviese conmigo alguien que lo pesqué habitualmente podría decir que estaba un poco corto de agua, pero para mi gusto, estaba perfecto. Así que me cambié tranquilamente y como ya llevaba decidido de casa con qué moscas iba a pescar, puse una de las dos con las que había llenado el portamoscas, para tenerlas a mano y no tener ni que sacar la caja del chest-pack. Era una efémera en el 18, con colas en indio avellanado, cuerpo con La Paleta 3279, brinca amarillo huevo, tórax en liebre en color anaranjado y alas en cdc natural brown. En cuanto bajé al río cerca del límite inferior y empecé a posar la mosca aquí y allá en las diferentes raseras que me iba presentando el río, las truchas iban subiendo a por la mosca casi en cada lance. Como ya me cogió en una época en la que mi vista no era ni de lejos lo que fue, pues hay que admitir que el porcentaje de éxito debía andar por el 33%, que es en lo que me suelo mover desde que estoy medio cegarato. De cada tres subidas, con suerte clavo una. Es terrible esto porque en lo único que diría que he destacado alguna vez como pescador era en el momento de clavar los peces. Durante años no fallaba ni uno. Salvo en el Aller y en San Isidro, claro, que ahí el ratio no llegaba ni al 10%. Tengo la suerte ahora que más o menos sigo pescando lo mismo que antes, porque aunque clavo muchas menos, me suben muchas más, así que lo comido por lo servido. Y este día en Pino del Río me sorprendió para bien que a pesar de no haber demasiado actividad, si más o menos posabas la mosca medio bien, donde se suponía que debía de haber un pez, pues te subía el pez. Hay quien prefiere pescar siempre sobre cebada, pero como yo aprendí a pescar en ríos en los que casi nunca veías cebadas, pues siempre me ha gustado más ir pescando al agua, suponer donde puede estar el pez, ver la mejor manera de ir presentando la mosca en esas posturas y confiar en que el pez esté donde se supone que debe estar. Y así fue pasando la mañana con las capturas sucediéndose y pasando las horas casi sin que te des cuenta hasta que el estómago te empieza a avisar de que hay que echarle un poco de gasolina al cuerpo, que está el depósito empezando a quedarse vacío. Y una vez hecho el repostaje, a pie de río y sin perder demasiado tiempo, había que volver a la pesca. Para la tarde decidí que utilizaría la otra mosca que tenía pensado usar ese día, también en el 18, con exhuvia, cuerpo y tórax en Fly-Rite 34 y alas en cdc natural khaki. La tarde se dió igual de bien que la mañana. En ningún momento más de cinco o seis lances sin que algún pez se moviese a por la mosca. Y como había pasado por la mañana, se pasaron las horas volando hasta que las miradas al reloj aumentaron de frecuencia y el fastidio por las casi tres horas de vuelta que me tocaría pasar al volante hicieron que más estuviese pensando en la carretera que en los peces. Seguramente para la mayoría de los pescadores esta habría sido una jornada estupenda de pesca, pero como también he comentado muchas veces, a mí esta pesca fácil me aburre un poco, y este es el motivo por el que no he vuelto nunca a Pino del Río. Una vez tachado de la lista, para mí ya está. Si me hubiese ido mal seguramente habría vuelto alguna vez más, pero si ya a la primera te vas con la sensación de que llevas pescando ese tramo toda la vida porque te ha ido igual de bien que en tus escenarios habituales de pesca, pues tampoco queda mucho misterio por desvelar. Y esto ha sido así durante los últimos seis o siete años, que son más o menos los que han pasado desde aquel día. El caso es que a partir del año que viene, como también he comentado, voy a hacer una vuelta a mis orígenes, es decir, pescar ríos pequeños y medianos, exclusivamente a seca, con cañas de 6'6" a 7'6" para líneas 2 o 3 y para este tipo de pesca, Pino del Río es un escenario ideal. Por este motivo, estoy seguro de que en mayo y junio y en septiembre u octubre, cada vez que me toque un día libre entre semana, voy a arrancar para allá siempre que pueda. Aunque sea para pescar solamente tres o cuatro horas. A lo mejor algún día me llevo una sorpresa y resulta que el día que yo estuve aquello no era lo normal y me toca algún día de truchas mucho más difíciles y me acaba envenenando, porque lo que es el río, me encantó.
23 de diciembre de 2024
Hay días que es mejor quedarse en casa. Ya lo sabes desde el mismo momento que estás empezando a cargar el maletero, pero como vienen amigos desde lejos te convences para tirar para allá a pesar de los kilómetros, del madrugón, de las horribles previsiones metereológicas... Tienes la cita a las 9:00 para desayunar en Mansilla de las Mulas, así que te levantas a las 6:00, preparas todo, de camino paras en una panadería de confianza para comprar bollos preñaos para todos y lo ideal habría sido parar en Ezequiel y cargar una tabla de embutidos, pero con ese tiempo mejor pagar el peaje del Huerna. Y el desayuno es lo último tranquilo, porque cuando llega el momento de empezar a ponerse el disfraz de mosquero hacen acto de presencia las nubes negras que te anuncian que esas horribles predicciones metereológicas van a cumplirse sin remisión. Y es ya casi a mediados de octubre. Es la despedida oficial a la temporada, así que no solo llueve, también hace frío. Mucho frío... Ese día en el Esla es el día que más frío he pasado en toda mi vida. Y yo no soy nada friolero, pero los 7-8° de temperatura ambiente, la lluvia incesante, por momentos un auténtico aguacero, y un vadeador que hace agua como si fuese un colador, más las siete u ocho horas empapado por fuera y por dentro de la ropa, me dejaron al borde de la hipotermia. Y entonces... ¿por qué ocho horas en el río? Pues porque nunca he visto tantas truchas cebándose sin parar en cualquier tramo del río sin un solo momento de pausa. Una cosa de locos. Yo soy de los que en esas circunstancias se aburre rápido si los peces van entrando a las moscas. Y de los que se envenena si la cosa está jodida y tres horas después de empezar has librado el bolo de milagro con un par de truchas palmeras. Así que distribuidos por el río en parejas, al que le tocó conmigo, que encima pesca mil veces mejor que yo, la cosa se le dió parecida. Otro par en las primeras dos o tres horas, aunque un poco más decentes. Y venga a llover. Ya ni cambias de mosca porque estás seguro de que si quitas la que tienes puesta, tal y como tienes los dedos, no vas a ser capaz de atar otra distinta. Pasas ratos de veinte o treinta minutos atechado debajo de las ramas de algún aliso porque por momentos jarrea que da gusto. Y en cuanto escampa un poco, vuelta al medio del río y a volver a lanzar a los peces esos que siguen cebándose. Con el mismo resultado. Y lo de atecharse no era solo por mojarse menos, que llegado cierto punto los árboles ya no tienes claro si te dan cobertura o te mojan más que si no te hubieses metido debajo. El tema es que con esa intensidad de lluvia cuesta un mundo a ratos distinguir lo que son cebadas de lo que son inmensos goterones. Así hasta pasar el día entero con media docena de truchas minúsculas y la sensación constante de que después de eso dejas la pesca para siempre. Pero todo lo malo es susceptible de empeorar, y como mi compañero ese día y yo nos quedamos cerca de los coches, a la tarde fueron llegando de vuelta las otras dos parejas. Y no podía ser menos, esto ya sabes cómo va, así que un par de kilómetros río abajo y otro para río arriba, donde estuvieron unos y otros respectivamente, apenas les ha llovido solo a ratos y los peces se han cebado igual, con lo que les ha ido mucho mejor en cuanto a número y tamaño. Vienen encantados los muy cabrones. Pero ya digo, todo es susceptible de ir a peor. Y cuando ya de vuelta al coche vas pensando en los cuatro bollos de chorizo que habías guardado en el bolso del impermeable para devorar al terminar la jornada de pesca, como las desgracias nunca vienen solas, están completamente empapados e hinchados, así que se quedan para deleite de algún pajarillo, hormiga, ratón o lo que sea que tenga la vista y el olfato para llegar el primero y tomarlos de merienda-cena.
22 de diciembre de 2024
De los ríos famosos de León el Porma es el que menos he pescado de todos ellos. Con diferencia. Tampoco es que haya pescado mil veces en los ríos más famosos de León. Al Esla sí he ido más, y luego el Omaña. Al Órbigo al menos iba dos o tres veces por año y al Luna y al Porma los que menos. Luego vuelvo al Porma. El caso es que hace mucho tiempo me había mandado uno de esos pescadores veteranos de León unos rayones envueltos en bobinas de hilo de montaje Sheer de Gordon & Griffith's y todos venían etiquetados con color y río: El verdín del Esla. El oliva del Órbigo. El carne del Curueño... Todos así. Eran diez o doce colores con sus respectivos ríos. Y uno de ellos era el Fanta del Porma. Pasaron muchos años antes de que supiese que aquellos rayones en realidad eran los famosos sedones de Toña. Y el Fanta del Porma era una especie de 3277 un poco subido de tono hacia el naranja, pero sin llegar ni de lejos a la tonalidad del 3279. Yo de aquella a los hilos les hacía el mismo caso que a cualquier otro material. Sí, ya tenía el 3277, el 3324, el 3281, el 3234, el 3236, el 3255, el 3256, el 3279 o el 3322 de La Paleta, el 300, 249, 662, 886, 139, 615 o 580 de Gütermann y algunas cosas más de Amman, Alikun, Castilla-Valencia y demás. Los tenía y los usaba, pero igual que usaba cualquier otro material. El tema es que aquel día en el Porma decidí que iba a usar el hilo ese que supuestamente era específico para allí y monté unas cuantas efémeras con alas y hackle gris medio unas, y avellanado otras. Y las emergentes en cdc. Porque en aquella transición del hackle al cdc hubo unos cuantos años en los que montaba con hackle y alitas la versión efémera de la mosca y con cdc la versión emergente. Lo demás supongo que sería cola en mismo color que el hackle y las alas y la brinca y el hilo de montaje amarillo huevo. Pues bien, aquel día, sin pescar ninguna trucha espectacular, fue de esos días en los que sacas un millón de peces con la misma mosca. No sé si el mismo 3277 habría funcionado igual, o algún color similar en Gütermann. Y no lo sé porque de aquella si llevaba puesta una mosca que daba peces, ya no la cambiaba. Lo de quitar la mosca cada vez que sacaba un pez y poner una completamente diferente hasta sacar el siguiente fueron experimentos que vinieron tiempo después. Como digo, no salió ningún pez fuera de lo normal que me haga recordar aquel día por alguna de sus capturas, y si el goteo de peces fue constante todo el día, tampoco es que hablemos de más de cien peces ni nada de eso. Serían tres o cuatro docenas como mucho. Por lo que sí recuerdo aquel día fue porque marcó el momento en el que las sedas y rayones pasaron de ser un material más a ser los auténticos vertebradores de mis cajas de moscas, y porque después de eso empezó la locura por conseguirlos todos. La primera lista de colores míticos que me habían dado me la había dado El Rubio, al que algunos de más edad quizás conociesen por su colección Lince o por la tienda de pesca que tenía en Gijón al lado de donde está ahora el Centro Comercial Los Fresnos, a tres minutos de mi casa de toda la vida. Y no sé si me voy a acordar de todos, pero como si lista de míticos era muy pequeñita, voy a intentarlo: 6, 7, 139, 156, 158, 162, 286, 300, 350, 449, 580, 615, 662, 900 y 977 si no recuerdo mal. Esos eran los que buscaba en las mercerías hasta aquel entonces. Después de ese día del Porma y de empezar a profundizar un poco más en aquello de los hilos de seda y rayón, la lista de míticos se amplió tanto que si la pusiera entera seguramente se me quedaría colgada la aplicación de notas del móvil en la que escribo los artículos. Y mira que ha resistido algún artículo largo de narices. Visto ahora en perspectiva diría que aprendí mucho a base de comprar sedas y rayones, hacer moscas con esos hilos e ir probándolas todas, pero a día de hoy, si tuviese que hacer una lista de mis míticos personales, creo que sería de larga más o menos como la de El Rubio, aunque combinando distintas marcas y no solo de Gütermann: - La Paleta 3277. - Gütermann 249. - Gütermann 431. - Zirayón 4122. - Amman 379. - Gütermann 580. - Gütermann 258. - Gütermann 615. - Gütermann 662. - La Paleta 3279. - Madeira 1939. - Gütermann 977. - Gütermann 896. - El Molino 254. - El Molino 277. - Fanta Castilla-Valencia. Lo que nunca supe, y siempre me habría gustado saber, es si a aquella lista tan cortita de El Rubio él llegó también después de haber probado mucho por sí mismo y quedarse con lo que mejor funcionaba. Porque así llegué yo a la mía y no me dejé influir demasiado por opiniones ajenas, sino solamente por prueba y error. Creo que esa debería ser la única forma válida de que cada uno tenga su propia lista de materiales míticos, sean sedas, rayones, dubbings o lo que sea.
21 de diciembre de 2024
El Purón es uno de esos pequeños ríos costeros asturianos con las truchas más hijas de puta que te puedes encontrar. A ver, depende del momento. Hijas de puta son de normal. Si vas en pleno verano con el río cortísimo de agua, un agua que es en algunos tramos completamente cristalina y en donde te puedes encontrar con palmo y medio de profundidad y que posas la mosca en un sitio y medio minuto después se ha movido diez centímetros, pues te puedes imaginar. Ahí quería ver yo a los que pescan siempre con el 0.18 de terminal. Que posas un bajo de siete metros terminado en un 0.10 y ya escapan escopetados todos los peces de la tabla. Es de esos sitios a los que vas una vez por conocerlo y ver qué tal es aquello, y lo más seguro es que no vuelvas más. Porque total... ¿Para qué? Pues esta fue mi única vez en el Purón. Me fui para allá un día por la mañana pensando en pescar al amanecer a ver cómo se daba la cosa. No tenía demasiadas referencias porque solo conozco a un par de personas que hayan pescado allí, y como me gusta ir a los sitios a descubrirlos por mí mismo y evito pedir cualquier referencia siempre que sea posible, pues aparqué donde me pareció y me puse a pescar donde buenamente pude. Y entiéndase por pescar únicamente la parte de ir lanzando y posando la mosca aquí y allá. Porque en unas tres horas de pesca el resultado fue cero peces. Y se veían truchas. No es aquello de que no pescas nada porque no quedan allí ni cuatro peces. En aquella época tenía truchas. Nada espectacular, pero las había. Empecé con lo de siempre para estos sitios: línea 2, bajo interminable, terminal fino y moscas diminutas. Pasó todo el catálogo: caenis, F-Fly, efémeras del 24 en toda la gama de colores, hormigas, plecópteros, tricodípteros que dicen algunos, dípteros, microninfas... De todo. El resultado fue el mismo: nada de nada. Así que a partir de ahí ya empiezas con los experimentos y les plantas delante de los morros un streamer, una chernobyl en el 10, un pardón, que con los pardones nunca se sabe y lo mismo da que sea pleno verano, moscas del 12... Todo lo que se te ocurre. Y el resultado sigue siendo el mismo: nada de nada. En estos sitios a los que vas una sola vez nunca sabes si era cosa de ese día en concreto o si es la tónica habitual. A muchos otros ríos he vuelto más veces para hacer la doble verificación, no vaya a ser que fuese cosa de aquel día en concreto, pero en este en concreto, al menos en la zona que estuve pescando, me sentí tan incapaz de conseguir sacar allí aquel día un solo pez, que se me quitaron las ganas de volver para siempre. Mira como sería la cosa que de allí me fui al Cares esa misma mañana y hacia el mediodía saqué un par de reos que me dieron las fuerzas suficientes para volver medio contento a casa. Algún día volveré al Purón. Aunque si no tenía referencias de aquella, no te quiero contar ahora, que no tengo ni la más remota idea de cómo podrá estar aquello de peces. Pero las cuentas pendientes hay que intentar saldarlas, y cuando me retire definitivamente de esta cosa de la pesca con mosca, me gustaría que no se me quede en el listado de sitios en los que he pescado, ningún río en el que no haya conseguido nunca sacar un pez. Y en ese listado está el Purón.
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