Podríamos decir, tendiendo a la exageración, que a lo largo de los últimos siglos, todo en el montaje de moscas está mal.
Es decir, casi todo se ha basado en como el ser humano percibe el entorno a través de sus sentidos.
Está mal relativamente, claro. A decir verdad las imitaciones que hemos estado usando estos últimos cientos de años algo han ido pescando. Así que decir que todo está mal, más que una exageración, podría ser una gilipollez.
Pero como me interesa más la comedia que el drama, vamos a ir analizando algunos patrones que todos usamos y así puedes decidir tú mismo si está mal, regular o bien y, sobre todo, si es drama o comedia.
Empecemos por los tricópteros.
- Los tricópteros y sus imitaciones.
Los montajes tradicionales de tricópteros y el patrón que prácticamente domina este tipo de montajes en todo el mundo, da igual con que materiales se haga la mosca, está mal.
Sí, sí. Ya sé que pescan. De eso hablaremos más adelante. Pero el típico montaje de tricóptero con sus alas en forma de tejadillo, parte de un error de concepto.
Los tricópteros mantienen las alas en esta posición cuando están en reposo, generalmente posados sobre alguna ramita, alguna hoja o alguna piedra. Incluso sobre el agua.
Por supuesto, es lo natural para el pescador que llega al río observar que ve y luego tratar de imitarlo.
Pero convendría ir un paso más allá y pensar en aquella magnífica defensa frente a la Santa Inquisición del eppur si muove.
Tampoco hace falta ser Galileo, pero…
El error está en que se parte de dos premisas equivocadas.
La primera, que se mira con los ojos del pescador. Y esta es irremediable, puesto que nunca podremos mirar con los ojos de la trucha.
La segunda, que tomamos como modelo un insecto que no siempre se está quieto.
Hace años, sobre todo al amanecer y al atardecer, había buenas eclosiones de tricópteros en la parte baja del Nalón. Me refiero a esta parte del río Nalón porque la conozco bien, en primer lugar, y porque al tratarse de tramos de aguas muy lentas, básicamente parados, y perfectamente vadeable en muchas zonas, permitía situarse en el medio del río y ver perfectamente el comportamiento de las moscas y de los peces.
En ríos de media o alta montaña en donde abundan los tricópteros es más difícil fijarse en su comportamiento en el agua. Los vemos revolotear, y bajar hacia el agua a poner sus huevos, y poco más. Las corrientes y los chorros no permiten fijarse en los detalles.
Pero en esas zonas lentas y vadeables, donde todo pasa a pocos metros, o incluso donde los tricópteros usan tus hombros, tu cara o tus orejas como posadero, es sencillo ver como pasa absolutamente de todo sobre la superficie del agua:
1) Uno que se acerca al agua a poner sus huevos, calcula mal y sale medio rebotado, como cuando tiramos una piedra plana para que vaya dando saltitos sobre el agua.
2) Otro que hace un clavado perfecto sin salpicar una sola gota, de 9,90 para arriba, y que intuimos que bucea porque lo hemos perdido de vista.
3) El que baja por la corriente, aparentemente, tratando de emerger y echar a volar y queda medio moribundo atrapado en la película.
4) Los que, por el motivo que sea, bajan agonizantes flotando sobre el agua con las alas completamente desmadejadas.
5) O los que son pura elegancia y permanecen sobre el agua con las alas en la misma posición que si estuviesen posados sobre una hoja o una piedra.
Es decir, para situaciones múltiples se ha impuesto casi de forma generalizada un patrón de montaje único, que realmente solo imita de forma correcta una de las opciones.
Y aquí he nombrado cinco posibilidades muy fáciles de ver a simple vista. Seguro que muchas otras se nos escapan.
Y ya no pensemos en todo lo que sucede debajo del agua. Parece ser que incluso se equivocaron un poco con el tema de la burbuja los que buceaban por Montana grabando a los tricópteros.
A veces las truchas muestran cierta predisposición a tomar insectos que se mueven, así que en ese caso el objetivo ideal sería aquel que trata de escapar del agua revoloteando antes de quedar definitivamente atrapado en la película. O el que revolotea durante la puesta.
La pregunta es: ¿por qué solo se ha tenido en cuenta una de las posibilidades para la imitación de los tricópteros?
Ni idea.
Pero lo que sí es cierto es que esas imitaciones tradicionales de tricóptero pescan. Lo mismo da que sea un tricóptero con pluma de gallo de León, que un tricóptero de cdc, que una Universal de Ragot o un Elk Hair Caddis. Todos pescan.
Entonces, es sencillo: imitamos lo primero que vemos por la orilla del río sin ir mucho más allá y dado que funciona, así se queda para siempre.
Muy bien. Por mi parte, nada que objetar. Si hay algo que me gusta, eso son las soluciones sencillas para situaciones complejas.
Por suerte para nosotros ha habido algunos pescadores-montadores que han ido un poco más allá.
No voy a entrar en los modelos de tricópteros buceadores porque muchos de ellos simplemente trasladan el patrón de montaje clásico de mosca seca a materiales que permitan que se hunda, o bien utilizan para esto montajes más tipo mosca ahogada que otra cosa.
Ahora bien, dentro de los montajes e imitaciones de tricópteros que se salen del patrón habitual, es obligatorio comenzar por la Deep Sparkle Pupa de Gary LaFontaine.
Esta es una de esas moscas que he dejado de utilizar, sin saber muy bien el motivo, ya que pesca mucho. Especialmente en tamaños pequeños, del 18 o 16, era una gozada pescar los serenos con ella: terminal del 0/16 o 0/18, lanzar aguas abajo en diagonal, dejar que la propia corriente haga trabajar a la mosca, un par de correcciones de línea y… ¡zas!
Pez que coge la mosca, pescador que clava como un burro porque le ha cogido pensando en sus cosas y terminal roto.
Subes al 0/20 y a seguir.
Lo mejor es poder pescar serenos sin estar preocupado por si la mosca flota, que si la ves o no la ves, que si tengo un bajo larguísimo y se me ha hecho un lío ya a las 22:15…
Con esta era fácil: bajo de 350 cm, terminal gordo y mosca justo por debajo de la película superficial.
Eso sí, conviene utilizar las lanas con las que se diseñó originalmente la mosca, porque todos los demás antron que hay, no tienen nada que ver. Al menos los que yo conozco.
Otra imitación de tricóptero que se sale de lo normal es la Devil Bug. Esta es una de esas moscas con las que sigo un proceso determinado: soy consciente de que existe, monto tres o cuatro para probarlas, voy al río con ellas, consigo clavar un pez, veo que funciona y ya no la uso más.
Habré hecho esto con cientos de modelos de moscas: usarlas hasta que consigo clavar un pez y ya no volver a usarlas nunca más. Puede parecer una pérdida de tiempo, pero sirve, entre otras cosas, para confirmar que todas las moscas engañan peces.
Al final hablaremos un poco de esto, porque ahora toca la Dyret. Imitación de origen nórdico y diseñada, en principio, para pescar ríos con fuertes corrientes más o menos continuas. No sé si habéis estado por Laponia o Escandinavia, o habéis visto algún vídeo de pesca por allí, pero tienen el agua por castigo. Cuando pienso en la Dyret, automáticamente pienso en el río Rena.
No tenemos ese tipo de ríos por aquí, pero esta mosca funciona en nuestros ríos. En zonas de corriente media a moderada mueve peces. De hecho un modelo con dubbing anaranjado en el cuerpo ha tenido cierto éxito, y con el cuerpo en pavo real y tamaños pequeños también funciona. Claro, si funciona la Griffith Gnat, la Dyret así montada, debía funcionar por narices.
Para el año que viene me gustaría probar alguno de esos patrones de pupas flotantes que montan nuestros amigos nórdicos con kapok, foam e incluso madera de balsa, pero de momento no puedo decir nada más de estas moscas, aparte de constatar su existencia, porque todavía no he encontrado el momento y el lugar donde poder probarlas.
Y ya para terminar, existen una serie de patrones que yo, sinceramente, no tengo claro si se crearon con la intención de imitar tricópteros o simplemente como moscas generalistas o atractoras. Estoy pensando en la Mercantour o la “Catalane”, de Pierre Miramont y bautizada por Laiman.
Son las primeras que se me vienen a la cabeza, y estas dos en concreto pescan como cualquier otra mosca, pero dado que casi permanecen en el anonimato a pesar de los años que tienen, vamos a dar por hecho que no tienen nada de especial.
Capítulo aparte merecería la Usual de Fran Betters. Imitación de tricóptero para unos, emergente genérica para otros, mosca indefinida muy buena para algunos más. Flota, pesca y se ve. No es poco.
En cualquier caso, dado que los bichos en el agua se mueven, a mi los tricópteros me gusta montarlos con el cuerpo de algún pelo o pluma que se mueva. Pasaron de moda aquellos del cuerpo en herl de avestruz, que pescaban que daba gloria verlos, así que ahora tiro de pelos de ardilla o libre, cuerpo rechoncho y despeluchados, para que al menos algo de movimiento haya.
También prefiero tejadillos en cdc por el mismo motivo: se mueve.
Así que en el caso de los tricópteros el eppur si muove, para mi es dogma de fe.
- Las efémeras y sus imitaciones.
Como en el caso de los tricópteros, para las efémeras hay un patrón más o menos estándar que se ha impuesto desde hace muchos años, y que, a pesar de que los materiales puedan variar, es el patrón predominante.
Básicamente: colas, cuerpo (con o sin anillado), alas.
Casi todo lo mencionado en el caso de los tricópteros podría aplicarse para las efémeras: moscas que por un motivo u otro bajan desmadejadas por el río, emergencias fallidas, etc.
Es cierto que las efémeras siempre han sido la niña bonita de las moscas secas para los pescadores a mosca. Ya sea por su elegancia, su gracilidad, sus vuelos o lo que sea, siempre han tenido mayor protagonismo.
No hay más que coger colecciones clásicas como la de las Gallica, o las de Halford, para ver que el porcentaje de efémeras con respecto a otros insectos es aplastante.
Y el hecho de que se les haya prestado mucha más atención, ha provocado que los montajes que se salen de lo habitual sean más abundantes que para otros tipos de moscas.
Veamos.
Podríamos catalogar dentro de los patrones que imitan a los distintos estados de las efémeras los siguientes:
1) Mosca seca clásica con hackle.
2) Mosca seca clásica con hackle y alas.
3) La No Hackle.
4) Montajes en paracaídas.
5) Montajes en spent.
6) Las up wing dun.
7) Las shuttlecock.
8) Las emergentes con burbuja.
9) Las orejas de liebre y otros modelos con falso hackle.
10) Los montajes en cdc con alas en V.
11) Los montajes en comparadun, sea de ciervo, corzo, cdc, caribou…
12) Seguro que se me olvidan varios, pero para lo que estamos tratando aquí, suficiente con estos.
En el caso de las efémeras parece que son tres los puntos de imitación casi obligatorios: las colas, las patas y las alas.
Dos por ser los supuestos puntos de apoyo sobre la superficie del agua, y las alas por ser lo más visible para el pez.
En lo de las alas ni entro, porque habría que tratar temas relacionados con la forma en la que incide la luz sobre el agua y como esto afecta a la visión del pez, que me dan una pereza tremenda. Si a alguien le interesa, me preguntáis y os recomiendo dos o tres libros donde hay información sobre esto hasta morir de aburrimiento.
Sí me gustaría señalar lo siguiente: desde un punto de vista lógico parece imposible que las alas sean al mismo tiempo un elemento que dispara la acción del pez de tomar la mosca, y que, a la vez, podamos poner cualquier poste de color flúor en un montaje en paracaídas porque eso no afecta a que el pez tome la mosca.
Ok, podrías decir: “ah, claro, pero es que el hackle en los paracaídas impide que el pez vea el poste”.
Ok. Si me dices esto, tres cosas te diré:
1) Si no ve el poste y toma la mosca igual, es que las alas no importan.
2) Si montas los paracaídas como, por ejemplo, las moscas de Joan Navarro (me encantan), te aseguro que el poste se ve.
3) Si el ejemplo de los paracaídas no te sirve, hablemos de los postes flúor que colocamos en moscas con alas en V, generalmente de cdc, y en las que no hay hackle en paracaídas que impida a la trucha ver el señalizador.
Ahora saldrá alguno con la emergente aquella de LaFonatine que llevaba específicamente cuatro pelos naranjas de ciervo para imitar el momento en que las efémeras inyectan la hemolinfa en sus alas justo en el momento en que han emergido y no pueden aún alzar el vuelo.
Ya he dicho que me gustan las cosas sencillas… ¿verdad?
Pues prefiero pensar que en la mayoría de los casos simplemente se la sudan las alas, los postes y demás, antes que buscar explicaciones tan sumamente rebuscadas.
Y para cerrar el tema de las alas simplemente añadir que hace muchos años la única discusión era si a las efémeras con hackle había que ponerles alas en puntas de pluma o no, y si esto afectaba a su efectividad.
En mi experiencia las efémeras con hackle tradicional pescan exactamente igual lleven alas o no, con una excepción: si el pescador solo confía en efemeritas con su par de alas, es muy difícil que pesque igual con efémeras con hackle y sin alas.
Básicamente porque no las usará, y porque en el caso de usarlas su confianza en la mosca será nula, y la cuestión psicológica influye mucho en esto de pescar, como en cualquier otra cosa en la vida.
Siguiente punto a tener en cuenta, según lo establecido: las colas.
Aquí no metemos todavía las emergentes, claro, sino que nos centramos en insectos ya emergidos. Concretamente en aquellos que derivan sobre la superficie del agua esperando a que sus alas estén en condiciones de levantar el vuelo.
Y llegamos a la madre del cordero: la huella.
Cuantas veces habremos oído aquello de montar los cercos en V o abrirlos en abánico porque así imitan o simulan mejor los de los insectos reales… Vamos a ver. ¿Alguna vez te has fijado en las efémeras sobre la superficie del agua? ¿Sí? ¿No?
Si no te has fijado, simplemente escribe esto en Google: “mayflies on the water”. Ahora vete a imágenes. Y mira de las diez primeras fotos que aparecen, ¿Cuántas de esas efémeras derivan sobre el agua con los cercos completamente apoyados en el agua?
Más o menos la mitad, como mucho.
También hay un vídeo en Youtube de Gilbert Rowley con primeros planos de efémeras sobre el agua. Échale un ojo.
La otra mitad de las de las fotos los llevan elevados sin tocar el agua.
Y si sigues bajando viendo imágenes, alguna aparecerá en que hay efémeras que han perdido alguna de sus colas, otras que se habrán tomado alguna copa de más y van medio de lado, etc.
¿Crees que las truchas no se comen las que van con los cercos sin tocar el agua o las que derivan hechas un cristo sobre la superficie?
¿Crees que una trucha va a despreciar una efémera a la que le falte alguna de sus colas?
Si precisamente sabemos que los depreadores sienten predilección por aquellos especímenes de entre sus presas que muestran alguna clase de tara, o como lo queramos llamar.
Lo de los lobos y el ciervo que cojea. Lo de los leones y el ñu que está pariendo. Seguro que te suena.
Lo de la huella de las colas es un disparate que solo se verá superado por el de la huella de las patas.
Pero antes de ir a las patas, vamos a darle otra vuelta más al tema de las colas.
Porque cuando he usado este argumento, más de una vez me dicen: “pero tú montas tus efémeras con los cercos en V”.
Sí, claro.
Y con microfibbet’s. Pero no por la huella, por Dios. Lo hago así porque siempre he tenido la impresión de que flotan mejor. Fin. No hay ninguna razón más allá de eso.
Y ahora sí: las patas y su huella.
Partimos de la base de que a mi jamás me ha gustado referirme al hackle o collar de las moscas secas como patas. Creo que nunca lo he hecho así, y si lo he hecho habrá sido por falta de atención o por error.
¿Es posible que el hackle imite de verdad a las patas del insecto?
Ni lo sé, ni me importa.
Lo único que sé es que si hago una mosca con hackle va a flotar “más alta” que una con cdc y tórax en liebre o ardilla.
Y esto ni es bueno ni es malo. Solo es diferente. Y según las circunstancias, puede ser mejor o peor.
Es mejor cuando está lloviendo, ya que pescar lloviendo con moscas de cdc es una pesadilla.
Es peor cuando nos vemos obligados a pescar con hilos muy finos y el hackle puede darnos problemas de rizado del terminal.
El caso es que como muchas otras cosas, llevado al extremo, puede ser casi ridículo. Y voy a mencionar dos ejemplos de dos montadores a los que le tengo un respeto infinito, pero que en dos de sus diseños de efémeras, creo que se les ha ido la olla, o se han ido completamente a lo extremo: la Footprint Dun de Oliver Edwards y la Heptagenia Dun de Morten Oeland.
¿Se pueden pescar truchas con estas dos moscas?
Por supuesto.
Se pueden pescar truchas con cualquier cosa. Pero estos dos diseños en concreto se han llevado a tal extremo que han acabado en la peor categoría que puede acabar una mosca: pescar más pescadores que peces.
A mi, al menos, ambas me pescaron. Luego el río me dejó claro que experimentos raros, los justos.
Y también debemos tener en cuenta que, del mismo modo que sucedía con las colas, hay moscas lisiadas a las que les falta una pata, o dos, y las truchas se las comen igual.
Y ahora que hablamos de moscas lisiadas me gustaría hacer una breve referencia a lo que comentaba al principio de este apartado. A las efémeras se les ha hecho mucho más caso que a otros tipos de insectos, y esto ha tenido como resultado que para las efémeras sí existen montajes que imitan a moscas lisiadas, no nacidas y demás accidentes vitales que la naturaleza tenga a bien provocar.
Así de memoria se me vienen a la cabeza la Cripple de Kelly Galloup y unas emergentes de Vladimir Markov que eran una verdadera maravilla (digo estéticamente, no pescando) y que eran a la vez una especie de no nacido, emergente y seca todo en uno.
Por supuesto, también las probé en su día, y se fueron al mismo cajón que muchas otras: las he montado, he conseguido clavar un pez con ellas y no las he vuelto a utilizar nunca más.
- Otros insectos y sus imitaciones.
¿En qué piensas cuando imaginas un díptero?
¿Un cuerpo negro? ¿Un par de alas? ¿Unas vueltas de hackle?
Estos pescan muy bien. Y de todos los patrones clásicos quizás sean los que de forma más eficiente se aproximan a la realidad.
Y digo quizás porque en el río los naturales son más difíciles de ver. Para mi al menos.
Ver como derivan una efémera o un tricóptero del 14 o del 16 es más o menos sencillo. Ver cómo está sobre el agua un díptero del 22 es más difícil.
Y eso que el 22 es un tamaño enorme. Alguna vez me ha tocado penar en tramos donde tenías que utilizar dípteros del 28 o el 30 si querías imitar el tamaño de los reales.
El caso es que este montaje clásico tiene un fallo terrible: su nula visibilidad. Tan difícil es ver este tipo de moscas como ver los naturales.
Por suerte hay patrones que quizás no nacieron con la idea de imitar este tipo de insectos, pero que vienen a nuestro rescate cuando de visibilidad hablamos. Los montajes tipo Shutelcock, la IOBO Humpy o los dípteros en cdc abriendo las alas con un pequeño indicador sí permiten ver la mosca.
Al menos en tamaños del 22. Cuando pescas con moscas del 28 más te vale olvidarte de la mosca y estar viendo las reacciones del pez.
De cualquier manera, para moscas tan pequeñas, una somera aproximación en tamaño y silueta es más que suficiente. Y luego está el color.
Cada año que pasa le doy menos importancia al color, pero con los dípteros he tenido experiencias muy frustrantes que se han solucionado de dos maneras:
1) Pasando de las moscas del 26 o 28 y lanzando un escarabajo en un 10 en todo el medio del parado.
2) Sustituyendo la mosca que estaba usando por una igual pero con algún brillo.
Y con brillos me refiero a meter un par de vueltas de ice dubbing o similar en el tórax hasta añadir una brinca de algún tipo de oropel perlado o nacarado en el cuerpo.
A veces funcionan mejor las que llevan algún brillo, y otras veces las de la versión mate. O a lo mejor simplemente ha sido pura casualidad.
Los plecópteros como tal son una mosca que apenas he utilizado. Con las imitaciones de grandes moscas de la piedra nunca he sabido pescar, y para los pequeños pitillines no me complico en absoluto: una F-Fly negra que puede pasar por cualquier cosa, ya sea un pitillo, un díptero, una hormiga…
Tengo algún patrón específico que algún amigo me pide de vez en cuando que le haga, pero la verdad es que ya hace años que para mi lo simplifico al máximo.
Y en cuanto a los insectos terrestres creo que deberíamos dividirlos en dos categorías: los grandes -escarabajos, saltamontes, etc.- y las hormigas.
En cuanto a los grandes poco puedo aportar. Uso las imitaciones de saltamontes y escarabajos más simples y minimalistas que se pueden montar. Tengo algún amigo que hace saltamontes que cada uno le lleva media hora de torno, y no he visto que pesquen mucho más.
No me refiero a cuando ellos los usan. Me refiero a los que me van regalando, cuando los utilizo yo. Ahí es donde no he notado que pesquen mejor que montajes infinitamente más simples.
Para las hormigas lo tengo muy claro: cualquiera.
O mejor dicho: todos.
Llevo en la caja unos quince patrones diferentes de hormigas y no podría decir uno solo que pesque mejor o peor que los demás.
Lo que tienen de bueno las hormigas es que pones una, se la echas al pez y la coge.
Luego puedes complicarte hasta el infinito. Recuerdo que hace bastantes años se puso de moda el tema de la flotabilidad de las hormigas y de las larvas del aliso. Anda que no dimos la matraca con aquello.
Esos gusanitos en el 18 imitando las larvas del gusano del aliso y buscando el equilibrio perfecto entre plomo y foam para que se hundiese justo a la misma velocidad que se hunden los naturales cuando caen de una rama al río… Ese buscar el dubbing perfecto que cogiese agua y te diese es punto perfecto de ¿sumergibilidad?
Dudo que esta palabra exista, pero ya me entiendes, que se hunda a la misma velocidad que un insecto natural caído al agua.
Pues con las hormigas, un poco lo mismo.
Ya hace tiempo que no me como la cabeza con esto y al final la que más uso es la Shimazaki Ant, que pesca bien y se monta en dos minutos. Y para zonas de corrientes en paracaídas, con o sin alas. Dos bolitas de dubbing Stalcup Microfine, poste que se vea bien, tres o cuatro vueltas de hackle Brown y a correr.
He dejado las hormigas para el final porque aquí sí que diría que los montajes clásicos sí que son fieles a la realidad. Y esto me obliga a llevarme la contraria a mi mismo, y admitir que a pesar de lo que decía al comenzar este texto, quizás en el montaje de moscas no se haya hecho todo tan mal.